Lara y Gavi son amigos desde que él llego a Barcelona. Su amistad es un poco extraña, suelen discutir mucho, literal por la minima cosa como respirar cerca del otro; sin embargo, no pueden estar mucho tiempo separados, ambos se necesitan mutuamente...
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A sido la única forma que he encontrado de ponerles un gif :((
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Devuelta a la realidad. Había pasado una semana desde que deje a Samu en Madrid con su madre. Había sido una semana un poco curiosa, empezando por que el padre de Samu había estado de un humor de mierda toda la semana, había dejado montones de tarea adelantada y había calificado como la mierda. Incluso yo que siempre sacaba diez había salido mal, había sacado un ocho. Un puto ocho.
Salí enfadada del edifició de Arquitectura hacia mi auto que estaba en el aparcamiento más lejano de la puta universidad por que no había encontrado uno cerca. Vaya suerte.
Cuando por fin entre al coche me largue a llorar como una niña pequeña. Odiaba sacarme malas notas, yo era una persona de diez no de ocho. Sumandole a mi enfado que Pablo llegaba todos los días a casa a preguntar por mi, que como estaba y si podía verme. Le había dicho cientos de veces a papá que no le dejara pasar por que no quería verle y resignado se iba. Eso había pasado toda la semana, pero sospechaba que no tendría mucha suerte la próxima.
Conduje a casa con un mal presentimiento, casi como si esperará a que me sucediera algo malo en el camino, pero no paso nada.
O bueno, hasta que llegue a casa.
-¿Qué hacéis aquí?-mire fijamente a los cuatro chicos que estaban sentados en el sofá de casa comiendo junto con papá.
-Viendo un partido.
Papá fue tan indiferente con mi reacción que hasta me dentí mal.
-Si, pero ¿por qué estan en casa?
Esta vez me dirigí con una ceja enarcada hacia papá mientras todos nos observaban con detenimiento.
-Que tu no hables con ellos no significa que yo también tenga que dejar de hablar con ellos.
Por el tono y la mirada significativa con que me dijo eso pille por donde iba la cosa. Los había invitado aproposito para reconciliarnos. Que astuto. Pero que les den.
-Como sea.
Subí a mi habitación a tirarme directamente a la cama. Estaba muy cansada de ir a estudiar la verdad y encontrarme a esos cuatro en mi casa no era lo que me esperaba al regresar.
No paso mucho tiempo cuando empecé a escuchar voces tras la puerta de mi habitación. Los cabrones discutían quien tocaría la puerta. ¿Me tenían miedo o qué?
Harta de escuchar los mumullos me levante y abrí la puerta de golpe. Los cuatro se quedarón muy quietos con los ojoa bien abiertos. Suspire resignada y me aparte para que pasaran.
-¿Qué queréis?-me avente de nuevo a la cama, esta vez sosteniendome con los brazos.
Todos se mirarón entre si y al final llegarón a la conclusión de que Pedri sería el porta voz de esta charla. Menudos críos.
-Disculparnos. Sabemos que no te hemos tratado de la mejor forma.
Me quede en silencio, algo impresionada por sus palabras.
¿Se estaban disculpando conmigo?
Pues si, listilla.
Esto era un sueño.
Tarde unos segundos en reaccionar. Aun no me lo creía.
-Pues... Esta bien.
Todos me mirarón extrañados. Incluso yo estaba extrañada.
¿No iba a insultarlos o algo? Pues no, al parecer. Quizas las palabras de Samu habían penetrado tanto en mi que ya no podía insultarlos o tratarlos mal. No quería hacerlos sentir como ellos me hacían senrie. Era una mierda.
-¿Ya esta?-esta vez Pablo hablo enarcando una ceja-. ¿No vas a insultarnos? O... ¿no vas a obligarnos a hacerte miles de favores para que nos perdones?
-Pues no.
Se mirarón entre si, nueva mente, sin poder creerse lo que les estaba diciendo. No los culpaba, yo no solía perdonarlos tan fácil. Solía ser muy cruel la verdad, pero estaba tan cansada y harta de todo que no me salía en estos momentos.
-¿No tienen partido dentro de unas horas?-baje mi móvil para anarcar una ceja-. ¿No deberían estarse preparando para ir al estadio?
-Es que no nos podíamos ir sin ti, Lara-esta vez Ferran se acerco a mi y me extendió su mano.
-Si, ven con nosotros al estadio.
Ansu me insistía para que cogiera la mano de Ferran y al final, por presión social, lo hice.
-Tengo que cambiarme-les enarque una ceja.
Todos asintieron como si pillarán la indirecta de que quería que salieran de mi habitación y lo hicierón. Menos Pablo, claro.
-Lara...
Empezó a acercarse a mi con una expresión que nunca había visto en él. Me aleje un poco desconsertada y el frunció el ceño detediendose y apretando los labios.
-No voy a hacerte nada.
Me pareció casi absurdo que me lo dijera. Claro que sabía que no me haría nada.
-Ya lo se, Pablo.
-¿Estas bien?-esta vez si que se acerco más cogiendome la mandíbula con una mano-. Te vez cansada. Tu piel esta palida, tus ojos azules estan opacos tu te ves...
-Se que parece que estoy enferma-lo frené de una. No me apetecía escuchar de él lo mal que me veía-. Pero estoy bien, solo ha sido una semana pesada en la universidad. No pasa nada.
Mentirosa.
Bueno, estaba claro que me pasaba de todo, pero él no tenía por que saberlo. Había perdido ese derecho cuando no me conto de su lío con aquella tía.
Aparte un poco su mano con delicadeza h me fuí a mi closet a buscar una camiseta del Barça y un pantalón limpio. Sentía la mirada de Pablo en mi nuca.
-¿Vas a usar mi camiseta?-su voz no sonaba como prefunta, sonaba más a una suplica.
Me gire por completo hacia él. Llevaba la camiseta de Pedri en la mano, pensaba usar la suya, pero cuando escuche su voz tan apagada y triste no fuí capaz de decirle que no.
-Claro que usaré tu camiseta.
Pablo, después de dudarlo un momento, se acerco a mi y me apretujó entre sus brazos. Me deje envolver por completo. Lo extrañaba demasiado, más de lo que me permitiría admitir.
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