Catsitter

d i e c i n u e v e | bien o mal

mami, si todo se te cae, creo que sabés a dónde ir

una L y una B in your mind

mami, si todo se te cae, creo que sabés a dónde ir

una L y una B in your mind

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matías

—todavía te estoy esperando en el baño, perkin.

el dylan alzó su rostro y me mostró sus dientes—tuve un pequeño percance.

—¿te cagaste de nuevo?—me senté a su lado con una mueca de disgusto.

—¿por qué siempre me relacionai con caca?—se ofendió. me alcé de hombros y no pude evitar pensar en la katia. ¿qué estaría haciendo con el pelmazo del uriel? ¿estarían formalizando por fin?

cerré los ojos abruptamente, negando con el mate. era problema de ellos.

—¿me vai a decir o no cual fue tu pequeño percance?—insistí.

—chucha que andamos de malas pulgas—comentó sin tino. chasquee la lengua y cachó altoque que no quería hablar del tema—. me fue como el hoyo en el ensayo paes, y la profe me paqueó—soltó la lengua por fin. 

—¿en la de mates?

—en todas, hueón—negó con la cabeza—, la profe no entiende la puta vibra—se quejó mientras le hacia burla. solté una risa mientras lo miraba de reojo y me reclinaba en la silla.

—¿y cuándo entregaron los puntajes?—me interesé, ni siquiera me había percatado que habían entregado el listado—. no he visto ná'.

—como si tuvierai que ver pa' saber que fuiste el puesto número uno—musitó amurrado—deberiai ser tu mi profesor personal—me observó libidinoso para después tirarse encima mío—¿quieres?

—ah, salta pa allá—lo esquivé altoque. el dylan tenía esos puntajes de puro flojo, si era entero vio. pero como pensaba tomarse el año, hacia todo al lote—, si me volai la raja en química.

—pero la profe no lo valora. como todas las mujeres, siempre peleándome, loco—rebuscó dentro de su mochila hasta encontrar su rayita. traía siempre la misma hueá de colación, como de octavo básico—. me tienen entero chato—se quejó con la mitad de la rayita en la boca, me tendió la otra parte y se la acepté sin chistar.

—gracias.

—¿me vai a contar o no que te tiene así?—se empeñó por preguntar con la boca llena.

no era bueno hablando de las hueás que me pasaban. siempre había servido más para escuchar que para hablar, por lo que nunca sabía cómo sobrellevar hablar de mis cosas sin sentirme extraño. normalmente mi forma de desahogarme era jugando basket, ese era mi único escape.

—nah.

—mmm, me tinca que empieza por ka y termina con tia —se limpió las migas que descansaban en la comisura de su boca y después continuó—porque ya entendí que con la consuelo ya no pasa na'.

—¿qué tiene que ver la katia?

—¿por qué te cuesta tanto admitir que te pasan cosas con ella?

fijé mi vista al frente y comí del pedazo de bizcocho que me había convidado—porque no pasa nada.