v e i n t e | confortas pero dañas

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cambias de forma a cada instante

subes y bajas y no te he podido encontrar

dime si vale esforzarme

porque siendo sincero a veces me canso de buscar

♡⁀➷


katia


el uriel se quedó quieto ante mi pregunta, un poco aturdido quizás por la sorpresa. me alejé unos centímetros para buscar un dejo en el brillo de sus ojos que me diera alguna esperanza de lo que quizás podía sentir por mí

pero sólo hubo silencio.

un silencio tan lánguido y frío, que el pánico se apoderó de mí.

¿era posible que durante todo este tiempo había malinterpretado las cosas?

me recorrió con la mirada nerviosa y el mundo se me vino encima. ya no quería escucharlo, ni verlo, ni tocarlo. normalmente cuando sientes algo por alguien lo dices, ¿verdad? no lo piensas, ni tampoco titubeas. los sentimientos son aún más fuertes que cualquier otra cosa.

—katia—apenas pronunció mi nombre sentí tanto pánico, que por inercia mis pies se alejaron de ahí como si mi vida dependiera de ello. corrí por las escaleras, alejándome lo más rápido posible, y es que la vergüenza que me brotó me hizo anhelar desaparecer para siempre.

en aquel instante la adrenalina se impregnó en mi ser y no miré atrás. no estaba preparada para que me rechazara, ni mucho menos para oír lo que tanto temía; que sus sentimientos no fueran lo suficientemente fuertes como para hablar de un posible "gustar".

fui tan ingenua, qué tonta.

me metí a la biblioteca, sin embargo no tuve fuerzas de saludar a la tía, porque mis ojos ya estaban lo suficientemente aguados y las lágrimas no fueron capaces de concederme más tiempo, simplemente comenzaron a resbalar por mis mejillas y para mi mala suerte cada pasillo de la sala estaba lleno de alumnos, lo que me frustró porque normalmente la biblioteca siempre estaba vacía.

caminé hasta infantiles y cuando noté que no había ni un alma, un sollozo se me escapó mientras la comisura de mi labio se curvaba hacia abajo. me agaché en el piso y abracé mis piernas con el corazón roto y mis ilusiones quebradas en mil fragmentos.

su rostro inexpresivo se coló por mi mente, ocasionando que enterrara mi cabeza entre mis brazos sin poder cesar mi llanto. sentía una espina en el pecho y la cara arder de lo humillante que había sido. me había costado tanto preguntarle lo que sentía. puse todo mi valor en ello y ni así las cosas habían resultado de buena manera.

¿no soy suficiente?

me sorprendí ante aquel pensamiento. jamás se me había cruzado por la cabeza pensar así, y sin querer noté lo insegura que podía llegar a ser.

mis recuerdos más preciados con el uriel comenzaron a reproducirse producto de mi consciencia, como si mi mente quisiera producirme aún más daño. tenía el corazón en la garganta y el cruel sentimiento de derrota calándome en lo más profundo de mi ser.

había tenido mi respuesta.

pero había sido tan dulce y gentil. no tenía sentido.

apoyé mi espalda sobre la estantería que tenía detrás, colocando mi mentón sobre mis rodillas aún con mis pensamientos en lo que había ocurrido. no sabía cómo explicarlo exactamente, porque nunca me había sentido de esa manera, pero dolía.

y mucho.

esto iba más allá de mi personalidad, se me escapaba de las manos, no estaba dentro de mi control lo que otra persona podía sentir por mí. pero cómo costaba entenderlo.

y que tu corazón lo comprendiera también a la par de ti..

apreté los dientes de la angustia que me causaba pensar en eso. odiaba el tumulto de sentimientos sin sentido que estaba experimentando.

dejé caer mi cabeza sobre los libros con desdicha, por el rabillo observé algunos y pese a que no me apetecía tanto leer, ladee el rostro de todos modos, pasé mi dedo índice por los títulos cuando mis ojos brillaron al leer en uno de los lomos "ricitos de oro".

cuando era niña mi mamá siempre me lo leía, mi osito favorito era el bebé porque me recordaba a mí.

me incorporé un poco para poder sacarlo del estante y cuando lo tuve en mis manos, acaricié la cubierta con nostalgia. cómo deseaba volver a ser una niña. jamás valoré lo inocente y feliz que era, nada era lo suficientemente importante para mí en ese entonces como para que pensamientos tan potentes rondaran en mí.

no conocía de inseguridades, miedos ni tristeza.

cuando abrí el libro y leí la primera página me quedé en un pequeño trance. aún seguía con aquella sensación de que algo se me había olvidado y estaba relacionado con ese libro.

pero ¿qué cosa?

 ¿cuál es tu cuento favorito?

ricitos de oro.

¿y los tres ositos?

sí, ese."

mis orbitas se expandieron al recordar la lluvia de escenarios que había olvidado de la noche del viernes. mi corazón dio un vuelco y su ritmo se aceleró al tener flashbacks del momento en que dormí con el matías y me leyó mi libro favorito de niña.

me llevé una mano a la boca aún atónita.

"¿nunca hay pensao' en que soy mejor opción yo que el ahueonao' del uriel?"

en cuanto recordé esa frase, mis ojos volvieron a aguarse y un puchero se dibujó en mi boca. quise respirar hondo y calmarme, pero el llanto se adueñó de todo el control y mis manos viajaron a mi cara.

limpié una a una, pero no podía dejar de llorar.

sí lo había pensado.

pero ese día mentí.

siempre me quejaba del matías, de su carácter y lo odioso que podía llegar a ser por su ironía. sin embargo, siempre velaba por mí y llegaba a tiempo cada vez que algo pasaba. muchas veces me molestaba, pero también muchas otras alivianó mi carga y me mostró un camino menos cruel del que estaba dispuesta a seguir por mi propia cuenta.

era atento y noble, detallista y dulce a su manera. provocaba en mí tanta confusión como también paz, porque a su lado nunca me obligué a ser otra e incluso así, jamás me dejó sola.

abracé el libro entre mis brazos y sonreí con tristeza.

aún no comprendía qué era lo que realmente sentía por él, pero tenía claro que durante todo ese tiempo no había sido honesta conmigo misma, ni tampoco con él. y es que el miedo siempre terminaba por dominarme.

qué decepción sentía al notar lo débil que era. pensé que al menos contaba con un poco más de coraje, pero me había equivocado. siempre huía, y jamás enfrentaba lo que tanto me tenía atrapada.

cómo deseaba ser más fuerte.

y tener más personalidad.

"es tu encanto, no tenís por qué cambiar"

nuevamente sollocé. matías.

aún atrapada en la oscuridad de mi mente, su sonrisa me abrazó y caí en cuenta de todo lo que había hecho por mí durante todo este tiempo. podía asegurar que ni él era consiente de toda la ayuda que me había brindado. ¿por qué no lo noté antes?

¿tan acostumbrada estoy a su compañía?

¿en qué momento se me hizo tan familiar su presencia?

ni siquiera me había dado cuenta de lo importante que era para mí.

sólo pensé en el caos, pero no en la bondad que me brindaba sin esperar nada a cambio.


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⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

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