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El beso es rápido, excitante y húmedo. Las manos del capitán pasean de manera demandante por todo el cuerpo de la mujer, apretando sus pechos, bajando lentamente para acariciar los huesos de su cadera continuando el recorrido en las piernas, dándole un masaje y apretando a voluntad, su rodilla de manera hábil se abre paso hacia su entre pierna y le empuja para crear presión liberando un gemido de la pelirroja.
En respuesta, la fémina baja su mano al miembro de Levi. Apretando y acariciando encima del pantalón aventando su cadera hacia él.
Y por un momento, el azabache se preguntó ¿Qué sería besar lento? ¿Qué sería besar a una persona con la que quieres absolutamente todo? ¿Se sentiría igual excitante o sería aburrido? ¿Tocar una piel suave y con ganas de proteger?
— Para —habla en medio del beso tratando de dar un paso hacia atrás, la mujer le muerde el labio inferior antes de romper el contacto.
— ¿Quieres ir a otro lado? —sonríe acomodando su vestido— aquí cerca...
— Ya no quiero —le interrumpe caminando nuevamente hacia el bar.
— ¿Qué? ¿Me dejarás aquí como si nada? ¡Tienes una maldita erección!
— Se bajará con los minutos, ya no quiero —es lo último que le responde. Al parecer lo que le dijo Isabella influyó en ahora su forma de pensar, claro que quería tener sexo pero... ¿por qué no podía tener más?, entrando al bar, puede notar como su escuadrilla ríen animados. Están a nada de llegar a la inconsciencia— No bebas demasiado Petra —advierte cuando pasa a lado de ella dirigiéndose al balcón.
No hay nadie.
— Hey —detiene al mesero más cercano— ¿Dónde está la chica que estaba aquí?
— ¿La bonita? No lo sé, hace unos treinta minutos salió del bar con un hombre —recoge los platos de la mesa— se veía adinerado.
— ¿Qué? —sabe claramente que Bella no haría eso— ¿Cómo era ese hombre?
— Alto, llevaba un traje muy elegante y un sombrero. No le vi el rostro ¿No era su novio?
Levi sale corriendo del lugar, con prisa. ¿Media hora? Seguramente ya estarían lejos para ese entonces, su mandíbula se tensa y sus puños se cierran cuando ve las cuatro direcciones distintas con ansiedad. ¿Cuál tomar, derecha, izquierda, enfrente o atrás?
Tan estúpido. Dejo solo a Isabella por irse a acostar con una mujer, que patético. La desesperación comienza a invadirlo, se toma de los cabellos al notar que no tiene la menor idea de dónde ir, ¡Ella era más inteligente que todos, debió dejarle una pista aunque sea!
— Isabella por favor, eres inteligente —habla al aire mirando a las cuatro direcciones con desespero en busca de una señal— por favor, guíame.
