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— Usted me trajo con mentiras.
Erwin Smith asiente débilmente mientras ve a Isabella, ambos se encuentran en el amplio campo de entrenamiento donde el mismo comandante de la legión prometió que la entrenaría para hacer de ella alguien capaz en esta división además de su servicio médico.
— No todo fue una mentira, los soldados están más aliviados con los medicamentos y remedios que has dado, mírame —abrió sus brazos mostrando todo su cuerpo— mi estómago a podido descansar, mi garganta y mi pecho. Estoy en forma y más aliviado, aunque debo decir que no esperaba que te dieras cuenta... al menos no tan rápido.
— ¿Me cree tonta? —el rubio ríe negando— era obvio en el momento en que me confesó ello, sus flores lo mataran más pronto de lo planeado.
— ¿Has escuchado las historias que cuentan de él? Dime cualquiera.
Isabella podría recordar una infinidad de historias relacionadas sobre el soldado más fuerte de la humanidad, era una adolescente cuando fue aprendiz del doctor y las mujeres que lo visitaban hablaban explícitamente sobre Levi. Desde comentarios de belleza hasta sexuales, la castaña podría jurar que la mitad de esas historias eran inventadas por esas damas y cuando asistió al entrenamiento escuchó mucho más del prodigio.
El más divertido que llego a escuchar es que Levi sabía dar los mejores orgasmos.
— Que le suelen gustar las mujeres mayores —simplemente lo dice porque quiere molestar a Erwin, sabe que se refiere a rumores heroicos y sobre su fuerza. Realmente quiere soltar una carcajada por la cara del comandante— eso solían decir las mujeres que iban atenderse con Grisha.
— No diría que le gustan mayores pero es algo por el estilo.
Isabella rodea los ojos divertida provocando que Smith suelte una carcajada, le devolvió su propia broma.
— Sé que quiere que diga, escuche mil veces que tiene una fuerza, agilidad, destreza y capacidades increíbles, más allá que un humano común y corriente, que ha matado más de 10 titanes él solo y sin apoyo, que ha asesinado a diestra y siniestra sin recibir un rasguño.
— Y todos son ciertos Bella, cada una de esas historias son ciertas —Smith camina a ella— por eso necesito que prolongues su vida, que lo salves, él le da esperanza a las personas y a la misma legión, mentí pero tú sabes que también él te necesita.
— Me da miedo ¿Esta bien? —admite dando un paso atrás, sabe que suena patético decirle eso al mismo comandante de la legión, sabe que se escucha siendo una cobarde pero debe decirlo, debe admitirlo enfrente de alguien.
— ¿Te da miedo Levi? Sé que parece bastante serio pero en realidad es amable.
Isabella suspira. — ¡No! ¡No se trata de Levi! Es que... —un suspiro frustrado sale de sus labios— me da miedo pertenecer a la legión, no quiero salir de las murallas. Me da miedo, esa vez que me enfrente al titán lo hice para ayudar a las personas, darles tiempo para huir pero ahí afuera... es distinto. Yo elegí ser doctora, yo elegí ser parte de las tropas de guarnición porque me gusta ayudar y acepte venir con usted pero no me siento tan capaz de este entrenamiento y muchos darían hasta su vida para que el comandante Erwin Smith los entrenara —oculta su rostro entre sus manos— sé que soy patética diciendo esto.
