Tuvo la victoria al alcance de su mano, creyó que por fin había acabado con el Grimm destinado a destruirlo todo y se tomó el lujo de respirar, relajarse momentáneamente, e incluso disfrutar un poco de la victoria merecida. Se adelantó y no tuvo en cuenta la desesperación de un ser salvaje, que había visto sus planes frustrados por la misma chica a la que su padre quiso ver muerta desde el mismo día en que sus caminos se separaron por diferencias irreconciliables. La boca le sabía a hierro a Scarlet, que aún no terminaba de asimilar lo que acababa de pasar, mientras se observaba las manos llenas de sangre con horror. Al bajar la vista, vio asomar por el centro del abdomen parte de una punta partida, una de las que hacía escasos minutos pertenecía a la lanza que ella misma había roto con el fin de inutilizarla de forma permanente.
En esos breves segundos previos Skor se incorporó, se aproximó a Scarlet al tiempo que agarraba del suelo una de las puntas partidas, y se la clavó con el mayor rencor posible a la cazadora por la espalda. La sensación de aquel cuerpo extraño en el interior de la chica le generaba un peculiar dolor localizado que se sentía de algún modo fresco como la menta, aunque no por ello resultaba menos desagradable. Scarlet se encontraba en un estado cercano al shock, aunque era difícil determinarlo con total certeza. Agarró la punta con ambas manos ligeramente temblorosas y tiró hacia fuera. ¿Por qué hacía eso? Lo estaba haciendo ella, y al mismo tiempo no sentía el control de sus propios movimientos. Debía ser Scarlett. Claro, era ella. Siempre estaba ahí cuando Scarlet era superada por la situación. No estaba por la labor de permitir que esa puñalada por la espalda las matara a ambas.
Al sacarse la punta del abdomen se le aflojaron las piernas y se quedó de rodillas en el suelo, respirando con dificultad mientras la herida se iba abriendo paso y el círculo de sangre se extendía a través de la ropa, tiñéndola de forma difícilmente remediable. Skor agarró la guadaña que permanecía tirada en el suelo, se acercó poco a poco a Scarlet y se dispuso a clavarla esta vez directa al corazón. ¿Cómo había terminado la cosa así en tan poco rato? Se trataba de una cruel ironía del destino que estuviera a punto de perder la vida con su propia arma, empuñada por el tipo de ser al que se suponía que estaba enfocada para matar, y volvía a sentir ese miedo primario y básico que sintió cuando era una niña de apenas doce años y estaba rodeada de peligrosos Grimm. Solo estaban Skor y ella. Nadie vendría a salvarla esta vez. Ni siquiera su madre evitaría que la matara en ese momento y en ese lugar. Había sido una ilusa al pensar que podía hacer las cosas sola como siempre había hecho. Aun teniendo a su hermana a su lado, las dos no suponían rival alguno contra un ser que había demostrado ser superior estratégicamente no tanto en fuerza, sino al aprovecharse de su propia debilidad como humana que era.
«No... no quiero morir», dijo Scarlett con la voz quebrada. Se sentía impotente por no poder hacer más de lo que ya había hecho para protegerlas a las dos. Fue entonces cuando Scarlet cayó en la cuenta de que aún no era demasiado tarde. No podía permitir que le pasara nada malo a su hermana. Era su responsabilidad. Seguía viva, lo que significaba que todavía podía resolver las cosas.
«Mientras haya vida, aún hay una oportunidad».
Era verdad. Su madre se lo dijo esa vez y ahora tenía más sentido que nunca. Aún tenía la oportunidad de resolver las cosas, de demostrar que era digna de una vez por todas de considerarse a sí misma cazadora. No era el momento para los lamentos. Ya lloraría cuando muriera, pero aún no estaba todo escrito. Todavía tenía que decir su última palabra. Skor se dispuso a clavar la punta de la guadaña en el corazón de Scarlet, que había cedido y se encontraba tirada en el suelo cuando, para sorpresa de este, ella dio un giro sobre sí misma en el último segundo; no sin consecuencias inmediatas para la chica, que sintió cómo se le desgarraba el abdomen, y terminó expulsando algo de sangre por la boca como resultado. Si ese era el precio a pagar por seguir viva, estaba dispuesta a pagarlo con gusto. Esa sangre le recordaba que aún estaba viva, y se aferraba a ello casi por desesperación. La guadaña se quedó clavada por la punta en el suelo, momento que aprovechó Scarlet para propinarle una patada baja en la zancadilla al Grimm de tal forma que lo hizo caer hacia delante, provocando que se golpeara con la cabeza en el mango de la guadaña y se quedara algo aturdido.
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Scarlet
Fantasía🏆 HISTORIA FINALISTA EN LA LISTA CORTA DE LOS WATTYS 2024 🏆 La joven Scarlet es arrastrada de pequeña a un mundo infernal y permanece allí durante años. Un día logra escapar y tiene por delante la ardua tarea de sobrevivir en un mundo devastado po...