Capítulo 26: Ciudad Mariposa

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A Alice le llevó algo más de un mes a pie llegar hasta la Ciudad Mariposa incluso aunque iba a paso rápido y apenas paraba a tomar descansos. De hecho, esos descansos se hacían más bien por ella pues, aunque intentaba detenerse lo menos posible, al final sus necesidades humanas la traicionaban y necesitaba comer y dormir aunque fuera un poco. Por otro lado, habían tenido que dar un importante rodeo por recomendación personal de Kerl para evitar lo que llamaban la zona de los vórtices un lugar que, como su nombre indicaba, estaba lleno de vórtices muy peligrosos al que ningún Grimm en su sano juicio se acercaría jamás.

Por fin se divisaba a lo lejos la llamada Ciudad Mariposa. Recibía su nombre tanto de las mariposas que revoloteaban a su alrededor como de la gran torre erigida en el centro de la ciudad con forma de mariposa en la parte superior. No era difícil pensar que el tal líder Jargen se encontraba en lo más alto de la torre. Nada más intentaron entrar en la ciudad fueron detenidos por Grimm metidos en unas tiendas de campaña a cada lado de la entrada. Alice sintió el impulso de degollarles el cuello al instante, pero las órdenes de Kerl eran llamar lo menos posible la atención, y hacer eso solo conseguiría el efecto contrario.

Los Grimm, que aún conservaban su aspecto natural, gruñían para comunicarse con Alice, y de algún modo ella podía entender lo que decían.

¿Una humana? ¿Qué quieres y qué haces aquí?

La duda de los Grimm era comprensible. Alice no podía explicar fácilmente su presencia y no podía decir que fuera su fuerte explicarse cuando le dominaba la ira en todo momento.

—Vengo a... hablar con un Grimm.

¿Qué Grimm?

—Un... Löwe.

Löwes hay muchos. Da media vuelta y vuelve por donde has venido. No se permite el paso a humanos.

Alice se dio media vuelta para buscar otra forma de entrar en la ciudad, pero su ira dentro de ella iba a estallar en cualquier momento. Repentinamente, se volvió y le rebanó el cuello a ambos Grimm al mismo tiempo de un solo tajo con la cuchilla retráctil que salía de sus brazaletes. Los Grimm que la acompañaban le gruñeron con disconformidad.

—¡Ya lo sé! ¡Callaos! Tenemos que hacerlo rápido ahora que saben que hemos matado a estos Grimm. ¡Vamos! —instó Alice mientras entraba corriendo en la ciudad.

Como cabía esperar, sonaron campanas de alarma por la ciudad y multitud de Grimm salieron a su paso para detener de forma no muy amistosa a Alice, que automáticamente se había convertido en una amenaza. Con la orden de Kerl siempre presente, ella procuraba esquivar a los Grimm, y solo los mataba en los casos más necesarios mientras avanzaba por las intrincadas calles de Ciudad Mariposa. Los Grimm que la acompañaban le seguían el paso como buenamente podían porque era mucho más rápida y ágil que ellos, aunque se les empezaba a acumular los Grimm que los perseguían y cada vez se volvía más complicado eludirlos. La torre central lanzó un foco de luz que empezó a buscarlos hasta que los localizó, al menos a los Grimm que iban con Alice. Con la potencia de una atmósfera solar, el haz de luz carbonizó al instante a los Grimm destruyendo los edificios a su paso. Lejos de sorprenderse, Alice chasqueó la lengua y siguió subiendo por las calles cada vez más empinadas que formaban una espiral en torno a la torre.

—Serán inútiles... Al final tendré que hacerlo todo yo sola—murmuró para sí misma.

El foco intentaba seguirle el paso pero iba algo más lento de lo que avanzaba ella y no alcanzaba a enfocarla; si lo lograba, ya podía darse por muerta. En tiempo récord Alice llegó a la base de la torre, donde el foco ya no podía enfocarla. Un Schlange, un Grimm de tipo serpiente custodiaba la entrada. En un abrir y cerrar de ojos se enrolló alrededor de Alice y comenzó a comprimirla en su interior. Alice no podía zafarse del Grimm ni falta que le hacía; sacó las cuchillas retráctiles y empezó a rajar desde dentro al Schlange hasta que la terminó soltando. No contenta con ello, agarró el mandoble y lo clavó con decisión en el Grimm que se arrastraba con dolor por el suelo, haciendo que se convirtiera en partículas negras y desapareciera. Probablemente no habría salido con vida de esa de no haber matado al Grimm y aún le quedaba subir toda la torre por dentro, que con seguridad estaría repleta de Grimm igual o más peligrosos que ese que intentarían matarla si no lo hacía ella antes.

Al avance en el interior fue bastante complicado. Multitud de Grimm de todo tipo se lanzaron a por Alice y ella los fue matando a cada uno con su mandoble. La sangre volaba en todas direcciones y Alice estaba completamente salpicada de gotas de sangre por la ropa, por la cara y por todo el cuerpo en general. A pesar de su determinación y energía se estaba cansando conforme se iba acercando a la parte superior; al fin y al cabo aún tenía esa mitad humana que la seguía limitando. Tal y como Alice esperaba, Jargen estaba en la parte más alta de la torre, y se sorprendió al ver que se había zafado de tantos de los suyos.

¿Quién eres tú? ¿Qué quieres de mí? —gruñó el propio Jargen, un Grimm con aspecto humanoide y con cara y alas de mariposa, lo cual no era una casualidad dadas las circunstancias.

—Soy la Garra Carmesí. Me envía Kerl para matarte.

Desde que Alice había cedido a sus instintos había dejado de llamarse a sí misma por su nombre y se identificaba con el apodo que le había puesto Kerl, como signo de la nueva lealtad que le profesaba.

Así que es eso. Supuse que este día llegaría aunque quizás no tan pronto. Por fin ha encontrado a su brazo ejecutor. Antes de morir tienes que saber que te está engañando. Si me matas, entonces...

A Alice no le interesaba lo que tuviera que decirle y le propinó un corte transversal con el mandoble que hizo que la cabeza de Jargen se desprendiera del resto del cuerpo y saliera rodando por el suelo dejando una hilera de sangre. Tampoco iba a permitir sin más que difamaran la buena voluntad de su jefe con falsas palabras que le hicieran poner en duda si lo que hacía estaba bien o no. Alice sentía la cabeza como pesada, nublada. La agitó un poco para despejarse. Segundos después, un Grimm entró en la sala y encontró a su líder muerto, por lo que dio la voz de alarma y Alice rompió los cristales y saltó por la ventana al vacío. Frenó la caída con las cuchillas retráctiles y fue avanzando por los tejados de los edificios con agilidad hasta abandonar Ciudad Mariposa mucho más rápido de lo que había tardado en atravesarla para llegar hasta la torre. Había cumplido con un rotundo éxito con su primer objetivo, y ahora se disponía a ir a la Ciudad de los Pilares Inversos situada al sureste para repetir el mismo proceso con el jefe Vitrius.

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