Narra Liam
3 meses después.
Han pasado exactamente tres meses desde la noche de navidad y cada día se me hace más difícil mantener la compostura.
Mika no deja de amenazarme con contarle a Kayla sobre mis encuentros esporádicos con Zayn y yo no dejo de temblar cada vez que las veo hablando a solas. Siento que el corazón me va a salir del pecho. Que en cualquier momento puedo morir.
Para colmo Mika se niega a querer cobrar su silencio y eso me vuelve loco.
Estoy cansado de sentirme así y de toda esta situación. Por eso mismo voy a hablar ahora con Kayla.
Son las siete de la tarde y me ha enviado un mensaje donde decía que tenía la casa sola.
Probablemente piensa que voy para follarla pero hoy mis intenciones son diferentes.
Estoy saliendo de mi habitación cuando Mika también lo hace de la suya.
─¿Vas a ver a tu Romeo?─se burla.
No respondo. Decido ignorarla pasando de largo.
─¡Eh! Te estoy hablando.
─Y yo te estoy ignorando.
─Pues deberías dejar de hacerlo. Porque no creo que a…
─Sí, sí. A Kayla no le gustará saber que me follo a su primo─la imito.
He perdido la cuenta de las veces que he oído esta maldita frase en los últimos días.
─Vaya, veo que te ha quedado muy clarito.
─Déjame en paz, ¿quieres?
Cuando llego a las escaleras comienzo a descender hasta el piso de abajo pero entonces Mika me sigue. Agarra con fuerza de la parte trasera de mi jersey.
─Yo que tú no me pasaba de listo. Sabes que si quiero te arruino la vida.
Tras un breve instante de tensión, me deshago de su agarre. Luego acelero el paso a la par que ahogo una carcajada.
Pobre ilusa.
🚫
Kayla me envía otro mensaje para decirme que cuando llegue no hace falta que llame al timbre; la puerta de su casa no tiene el seguro puesto.
─¿Kay?─pregunto a voces al entrar.
No la veo por ningún lado. A los pocos segundos escucho una voz en el piso superior.
─Estoy en mi habitación.
Frunzo el ceño. Rápidamente me apresuro a subir las escaleras y con los nudillos toco la primera puerta a la izquierda del pasillo.
─Adelante.
Obedezco. Giro la manilla de la puerta y cuando la abro me quedo boquiabierto.
Tendida sobre la cama, acostada de un lado, se encuentra Kayla vestida con tan solo un conjunto de lencería negra.
─Ya era hora. Pensé que no vendrías nunca─susurra recorriendo con el dedo sus curvas.
─Emm…
─Cierra la puerta y acércate.
Sinceramente no sé qué hacer.
Me limito a volver a obedecer pero esta vez decido cambiar la expresión de mi rostro. Me pongo más serio.