Narra Kayla
Te tengo una sorpresa, nos vemos esta noche.
Ese es el mensaje que me envió esta misma mañana Zayn.
Hace unas semanas que no nos vemos, la última vez fue cuando me dió aquella absurda charla sobre dejar de recurrir a él siempre y todo eso.
Sé que miente. Lo conozco y siempre está yendo de chica en chico, nunca conseguirá encontrar a alguien con quien sentar la cabeza.
No cuando está obsesionado con Mika, al igual que yo.
A pesar de haberlo intentado muchas veces, no he sido capaz de olvidarla.
Solo Zayn sabe que me gusta, años atrás le conté lo ocurrido entre mi mejor amiga y yo. Un día me enteré de que a él también le gustaba y desde entonces ambos compartimos ese amor por Mika.
La única diferencia es que Zayn ha conseguido cosas que yo jamás conseguiré y su amor es obsesivo, en cambio el mío es incondicional. O eso creo.
Mi teléfono móvil vibra sobre la cama. Me abalanzo sobre él, un nuevo mensaje de Zayn.
Estoy fuera.
Le respondo con un simple ok y me echo un último vistazo en el espejo. Paso las manos por mi vestido negro, intentado así eliminar cualquier arruga que pueda llegar a tener la prenda.
─Que guapa estás ─Zayn me saluda con dos besos.
No puedo evitar poner una mueca de decepción. Él no tarda mucho en darse cuenta de ello.
Caminamos hasta llegar a su coche. Cuando estoy a punto de abrir la puerta del copiloto, me detiene con una mano. La otra la coloca en mi cintura y tira de mí hasta que nuestros rostros quedan a escasos centímetros.
Vuelve la mirada hacia mi casa para asegurarse que no haya nadie asomado a las ventanas. Una sonrisa de medio lado aparece en sus labios.
─Anda, ven aquí ─dice antes de besarme.
Su lengua busca la mía con desespero. Aprieta un poco el agarre de sus manos en mi cintura, lo que me hace gemir en su boca.
─Debemos reservar las energías para más tarde ─susurra.
Asiento, aún acalorada. Joder, no sabía que se podía extrañar tanto un cuerpo, unos besos, unas caricias.
Una vez dentro del vehículo, no puedo evitar estar un poco nerviosa.
Y no lo entiendo, ya debería de estar acostumbrada a nuestros encuentros.
Deduzco que el haber estado alejada de él tantos días es lo que provoca mi nerviosismo.
Zayn conduce tranquilamente, ajeno a todo. Posa una mano sobre mi pierna para después acariciarla suavemente.
─¿Qué sorpresa me tienes preparada para hoy? ─A la mente me viene su mensaje mañanero.
─¿Sabías que la curiosidad mató al gato, no?
Pongo los ojos en blanco ante su pregunta.
─Venga, al menos dame una pista.
Finge pensárselo unos pocos segundos antes de volver a hablar.
─Antes debo confesarte una cosa. Bueno, dos.
El tono de voz que emplea para decirlo hace que me ponga en alerta. Me vuelvo hacia él. Algo no parece estar yendo bien.
─¿Qué has hecho ahora?