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Narra Kayla 

Hace exactamente cuatro meses desde que follé por primera vez con mi primo y aunque yo siempre diga que será la última vez, tanto Zayn como yo sabemos que es mentira. No voy a intentar justificarme, tan solo diré que lo hago porque lo disfruto. Ambos lo disfrutamos mucho.

Y creo que el saber que lo nuestro es algo prohibido, primero porque es incesto y segundo porque hasta hace una semana tenía novio, es lo que más morbo nos da para darle rienda suelta a nuestra imaginación. Para continuar explorando hasta conocer a la perfección cada parte del cuerpo del otro. Para saber disimular en público y entendernos con tan solo una mirada. 

─Deberías irte ya. Mis padres podrían venir en cualquier momento─digo con un hilo de voz.

Supongo que nunca terminamos de acostumbrarnos a algo.

A pesar de haber hecho esto tantas veces, cada vez que terminamos necesito huir.

Fingir que nada ha ocurrido.

Lavar mi cuerpo para eliminar cualquier resto de saliva o fluidos que me recuerde lo mala persona que soy y lo enferma que puedo llegar a estar. 

Sin importarme que el cuerpo de Zayn quede al descubierto, agarro la sábana y con ella me cubro el cuerpo. Luego me pongo de pie en busca de mi ropa interior.
Al ver el montón de prendas esparcidas por el suelo y el desastre de mi cama y escritorio, no puedo evitar soltar un sonoro suspiro. 

─No hace falta que te cubras, Kayla─dice Zayn poniéndose también de pie─. No hay nada que no haya visto antes. 

Detengo mi búsqueda un momento para lanzarle una mirada asqueada. 

─Eres un imbécil. 

─Pues no parecías opinar lo mismo hace cinco minutos, cuando te agarrabas a las sábanas y suplicabas para que te follara más rápido. 

Me doy la vuelta, ignorándolo, al mismo tiempo que siento como un conocido calor asciende poco a poco por mi nuca. 

─He dicho que te vayas. Ahora. 

─Al menos deja que me dé una ducha, ¿no?─murmura cerca de mi oído─. Apesto a sexo salvaje. 

Cierro los ojos, intentando no perder la poca paciencia que tengo. 

─Rápido.

De reojo lo veo sonreír y segundos después planta un sonoro beso en mi mejilla. 

─No sabes lo dura que se me pone cuando finges estar arrepentida. 

🚫

Para cuando Zayn sale del cuarto de baño, yo ya me he vestido y ordenado un poco la habitación. Estoy quitando las sábanas para ponerlas a lavar cuando éste aparece de nuevo.

Apoyado en el maco de la puerta, se seca el pelo con una toalla. Paso por su lado fingiendo indiferencia. En cambio, mientras bajo las escaleras me muerdo el labio inferior.

No puedo negar que al estar recién salido de la ducha y con un par de mechones alborotados y mojados cayendo sobre la frente, se ve muy bien.

Bastante bien. 

No tardo mucho en volver a oír sus pasos, acercándose al cuarto de limpieza. Antes de que pueda poner un pie aquí dentro, lo señalo con el dedo para que se detenga. 

─Fuera. 

Una sonrisa de medio lado aparece en su rostro. 

─¿Qué pasa, te da miedo no poder controlarte o qué?─pregunta vacilón. 

Enfermizo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora