GOLPE AVISA || Vi ° Arcane

Capítulo 18: Te quedaste varado en una caja de juguetes inadaptados.

El tiempo pasaba lento, cada segundo parecía una eternidad mientras Acacia miraba la puerta del elevador, esperando ansiosamente a que llegara Vi. Sus emociones fluctuantes entre la felicidad de verla y la preocupación de su estado actual.

               Era bastante tarde en la noche. La cafetería estaba casi vacía, sin embargo; ¿Por qué estaba ella aquí en primer lugar? Sus ojos pesaban por el sueño, y ni siquiera la ducha que había tomado hace unos minutos le ayudaba a quedarse despierta.

               Por fin, las puertas del elevador se abrieron, revelando a Vi al otro lado. Una sonrisa apareció en el rostro de Acacia cuando vio a su mejor amiga caminar fuera del elevador. Aunque estaba contenta de verla, no podía evitar preocuparse. Vi se acercó a ella, devolviendo el gesto. Sin embargo, había algo en su mirada que no estaba bien. Sus ojos estaban enrojecidos, como si hubiera estado llorando recientemente. De cerca, vio claramente las lesiones y heridas en su rostro y manos.

               Mientras Acacia se acercaba a Vi, podía sentir una mezcla de emociones dentro de ella. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, tomó las manos de Vi en las suyas y las examinó con cuidado, suspirando ligeramente. Acacia la tomó en sus brazos y la abrazó con fuerza. Sin preguntarle nada a Vi de si estaba bien o lo que le ocurrió, la mantuvo cerca, con su mano acariciando suavemente su cabello.

               Vi no dijo ni una palabra cuando Acacia se le acercó, simplemente se dejó envolver en un abrazo. Sus brazos se envolvieron alrededor de ella, con un agarre ligeramente más fuerte de lo que hubiera esperado. Por un momento, Vi apoyó su cara contra el hombro de Acacia, escondiendo sus ojos de vista, y solo dejando que su respiración agitada revelara lo angustiada que se sentía.

                    —Espero que hayas sido una buena chica mientras me fui.—Preguntó Vi suavemente en su oído. Acacia rió.—¿Me extrañaste?

                    —Mucho.

               La pelirosa sonrió ligeramente ante ese comentario, con una expresión de orgullo en su rostro. Aunque su sonrisa era pequeña, estaba claro que le gustó que Acacia le dijera cuánto la había extrañado. Ella se apartó del abrazo y se apoyó contra la cercana mesa, con una leve mueca de dolor cuando sus heridas recientes fueron presionadas contra la dura madera.

                    —... Me alegra saber que te preocupas por mí.—Dijo en broma.

                    —No quería abrumarte con preguntas, cariño...—La ayudó a sentarse, cuidando que no golpeara su espalda o se lastimara más.—¿Quieres hablar?—Se sentó a su lado y posó su mano en los nudillos ensangrentados de la chica.

               Ella tomó la mano de Acacia en la suya, aferrándose levementr mientras pensaba en su pregunta. No quería preocupar a su mejor amiga con lo que había sucedido, pero sabía que no podría evitarlo. En silencio, simplemente le devolvió la mirada y lentamente negó con la cabeza, ofreciendo una sonrisa de resignación.

               Acacia era comprensiva cuando de Vi se trataba. La vio un tanto conmovida y agitada, entonces decidió solo asentir su cabeza y darle su espacio. Vi soltó un suspiro, relajándose ligeramente en la cercana mesa. Sus ojos se enfocaron en su mano acariciada por Acacia, viendo cómo ella pasaba suavemente su pulgar sobre ella. Por un momento, no habló, sólo permanecía en silencio y mantenía el agarre alrededor de la mano de Acacia. Aunque el silencio llenaba el aire entre ellas, no era una tensión incómoda, sólo un momento de tranquilidad.

                    —Iré a traer un poco de agua, ¿vale?—Acacia preguntó con una voz dulce y ronroneante, frotando su espalda en pequeños círculos. Vi levantó ligeramente la cabeza cuando escuchó la oferta de Acacia, con un destello de gratitud en su mirada. Asintió ligeramente y murmuró por lo bajo.