Nadie podía creer la lealtad que le tenían los dragones a la última hija de Baelon, la hija de Saera, la niña bastarda era impresionante hasta para los que no la conocían y su belleza no tenía igual, su padre solo pudo estar con ella 5 años antes de...
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Boda Daemon y Rheaenerys.
Los nervios me ganaban mientras me ponían aquel traje para la ceremonia, me sudaban las manos y no paraba de moverme mientras Nherida y Lorien me intentaban hacer un peinado.
- Vuelves a moverte y te juro que me saldrá el bebé - la regaño Nherida, esperaba a su primer bebé y era una madre muy temperamental.
- Lo siento sí - la mujer de cabello blanco suspiró - Es solo que estoy demasiado nerviosa.
- Sabes qué, creo que suelto se le verá mejor - se rió Lorien cuando notó que se volvía a mover.
- Bueno, por lo menos en su primer boda si se dejó peinar - la sonrisa de la peliblanca cayó recordando la muerte de Kilar, habían pasado 9 meses desde eso y aún no podía dormir soñando que sacaba sangre de su boca - Lo siento, ahora la nerviosa soy yo.
- No importa, se supone que debo dejar de ser tan sentimental en este asunto - Lorien la miró con una sonrisa cálida.
- Bueno, tienes tres nuevos príncipes hermosos y tú hermano vino con Laena para la boda real - ella asintió con una sonrisa.
- Aunque mi hermana no pudiera venir por estar en labor creo que está muy feliz por tí - Liane estaba teniendo a su tercer hijo o hija en estos momentos.
Su hermano había llegado con su esposa la cual cargaba un ligero vientre y un brillo tan lindo que le sentó muy bien, su hija estaba mejor después de que ella la ayudara con el asunto de la muerte y el que su tío volviera sin duda la estaba ayudando, desde que llegó no paró de entrenar con él.
- Apuesto que Lornard está dando vueltas en su habitación de los nervios - la risa de las tres inundó la alcoba por poco tiempo.
- Mamá se hará tarde - se quejó su hija afuera de la habitación mientras ella se reía.
- Listo - su amiga soltó su cabello mientras miraba el vestido típico de la ceremonia Targaryen - Estás hermosa.
- Siento que vomitaré - las mujeres empezaron a reírse mientras la pequeña entraba mirando a su madre.
- Wow, cuando me case quiero verme así de bonita - su madre le sonrió con ternura imaginando lo - ¿Me escogeras un esposo mamá?
- Eso jamás, tus hermanos y tú podrán elegir a quien desposar cuando así lo deseen - tomó la mejilla de su pequeña en sus manos - Siempre recordando que la familia es primero, porque la sangre del dragón es espesa.
La pequeña sonrió mientras caminaba hacia la salida mirando a sus tíos en la entrada de la puerta con una sonrisa.
El clima era fresco y la playa no era segura para los bebés pero para ellos sí, Therdarys, Rhaeradys y Rhenaryos ya subían en sus dragones los cuales seguían siendo muy grandes para su corta edad.