Nadie podía creer la lealtad que le tenían los dragones a la última hija de Baelon, la hija de Saera, la niña bastarda era impresionante hasta para los que no la conocían y su belleza no tenía igual, su padre solo pudo estar con ella 5 años antes de...
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El luto, sus amigas lloraban abrazadas, prefirieron no ir a Harrenhal ya que la necesitaban, miraba a su madre Rhaenys llorar abrazada a sus nietas mientras Laenor sollozaba a un costado, sus amigos muertos, su sobrina, su prima, su cuñada.
Laena había sido su apoyo en muchas ocasiones, su hermano mantenía el mentón arriba pero sus ojos le decían todo, no había tenido tiempo de hablar con él desde que llegaron a Driftmark ya que debían alistarse para la ceremonia de despedida y cuando iba a salir Nhoreys ensució su ropa y tuvo que buscar algo para su hija.
Daerys miraba a su hermana, Laenor se apoyaba en ella mientras lloraban juntos, sus ojos chocaron con la mujer de sus sueños, sus piernas se sintieron temblar mientras volteaba hacia otro lado su mirada, su compañera, su esposa, su amiga estaba muerta.
Sentía que le había fallado a ella, pero mantendría la promesa que le hizo a sus hijas, nunca fallarles a ellas.
Daemon sostenía la cintura de su esposa mientras esta soltaba leves sollozos, sabía lo importante que Laena había sido para ella, se mantenía detrás de ella mientras su mirada chocaba con la de Otto Hightower que los miraba de lejos.
- Aunque su madre no regresará de su viaje - Rheaenerys volteó los ojos mirando a Sir Vaemond no dejaba de mirar a su hermana y sus sobrinos que permanecían a su lado mirando al ahora viudo - Ellas seguirán unidas por la sangre.
Sus ojos se pusieron en Otto, su promesa se marcaba hoy, tendría su cabeza y la de su hija y disfrutaría quemar Antigua, vengaría su pasado y todo lo porvenir que ellos han provocado en ella.
- La sal corre por la sangre de los Velaryon. - sus ojos se levantaron mirando al hombre observar a sus sobrinos - La nuestra es sangre espesa. Es sangre verdadera.
Intentó dar un paso pero su esposo la detuvo desde atrás, no la dejaría hacer una pelea hoy y ella lo sabía, se trataba del funeral de su sobrina y no podía deshonrar su memoria ahora.
- Y nunca debe diluirse. - Daerys soltó una risa ligera que hizo que todos lo miraran mientras mantenía la vista en sus manos, era el funeral de su esposa, pero hasta su esposa defendería a Rhaenyra y eso lo sabía - Mi gentil sobrina, que los vientos sean tan fuertes como tu espada, tus océanos tan apacibles como tu espíritu y tus redes tan rebosantes como tu corazón.
Sus ojos se mantuvieron en el féretro que era empujado hacia el agua.
- Del océano venimos, al océano regresaremos - sus ojos vieron caer el féretro al agua mientras sentía que una parte de ella se iba junto a Laena.
Corría por los pasillos del castillo intentando alcanzar a su hermano, al final de un pasillo lo vió doblar y lo siguió de cerca mirando que nadie viniera detrás de ellos más que su esposo.
Había dejado a Laenor en los brazos de sumarse Rhaenys pero, a pesar de no tener mucho tiempo siendo hermanos, ella conocía al suyo.
Lo vió entrar en una habitación y abrió después de él mirándolo sentado en la cama con la cabeza entre sus manos, sus sollozos eran leves pero eso bastó para que ella cerrara la puerta detrás de ella mientras su esposo hacía guardia.
