Nadie podía creer la lealtad que le tenían los dragones a la última hija de Baelon, la hija de Saera, la niña bastarda era impresionante hasta para los que no la conocían y su belleza no tenía igual, su padre solo pudo estar con ella 5 años antes de...
Rhaenyra entró al cuarto de su hermana pero no encontró a nadie por lo que le pareció extraño hasta que un ruido la hizo mirar la pared detrás de un sillón, caminó con cautela hasta ahí y entonces empujó.
La enorme puerta se abrió ante ella y sin pensarlo mucho dió un paso afuera enfrentando el frío y unos ojos naranjas detrás de ella.
- Aaaah Daerys por amor a los Dioses que susto - se agarró el pecho mientras el enorme hombre sonreía.
- No soy tan feo, vine por Erys pero no está.
- Lo noté, vine por lo mismo - miró la capa negra del hombre, su estatura la hizo salivar un poco, le gustaba eso no lo negaría - ¿Vas a algún sitio?
- Iba a las calles por eso buscaba compañía - el hombre sintió su corazón marcar un ritmo acelerado - ¿Quieres venir? Ella salió su cuarto estaba desordenado.
- Bien, vamos.
- Espera, debes cambiarte por algo que no grite, soy la princesa - caminó hasta la puerta que daba a su alcoba - Tengo algunas prendas que le iba a dar a Erys pero ella sale solo con capa.
Le extendió ropa limpia y un gorro mientras la mujer lo examinaba.
- Está limpia - miró la ropa y luego a él alternadamente - Oh cierto, te espero afuera, sigue las antorchas.
Y con eso desapareció, por otro lado la Reina de dragones montaba a Onyx el cual había aprendido como camuflajear se para hacer algunos ataques, su cuerpo cayó con algo de fuerza sobre las casas, cubría la mitad de los techos en la ciudad pero cerró los ojos cuando su madre lo pidió.
- No te muevas o las casas se pueden caer querido amigo.
Resopló aún con los ojos cerrados esperando a que la función empezara.
- Estoy... Daemon.
- ¿La esperas a ella, sabes que Rheaenerys te matará si la sacas del castillo sin protección?
- Vendrá conmigo, soy suficiente protección para ambos.
La mayor estaba sobre el tejado mirando a la gente, había unos bajo ella y Onyx que estaban teniendo sexo mientras la Reina de dragones reía, unos mechones blancos llamaron su atención haciendo que se inclinara sobre la cabeza de su dragón.
- ¿Que mierda hacen ellos aquí? - sacó su espada haciendo contraste con la luz de las antorchas para alumbrar el rostro de Nheron el cual no la veía por tanta gente.
- Y ahora llegamos al asunto de la gran silla de hierro - el hombre viejo le pareció más que un bufón a la reina de dragones - Y el trasero que soportará.
