Capitulo I

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[¡¡KRAAAAK!!¡¡BROOOM!!]

El cielo grisáceo de esa tarde, retumbaba sin parar, antes de la caída de la lluvia. Miles de personas estaban reunidas en la plaza del pueblo, esperando la llegada de la persona a castigar por sus crimines, y con sus bolsillos llenos de piedras, listas para ser lanzadas al criminal.

En lo más obscuro de los calabozos subterráneos del palacio, estaba encerrada la villana y culpable de incontables crímenes. Con una apariencia desfavorable, la joven sentada en el suelo junto con otros insectos, estaba muriendo lentamente.

-¡Cof, cof... Cogh!

De su boca una gran cantidad de sangre salió. No era algo de lo que ella estuviera sorprendida, puesto que desde hace dos semanas desde que la encerraron no paraba de seguir tosiendo sangre.

[Kiii]

De pronto la puerta de la entrada a los calabozos se escuchó abriéndose.

"Deben de ser los guardias..."

Pensó la joven. Pero fue todo lo contrario. El duque de Angelis había ido a verla. Con una expresión de confusión habló.

-¿Qué hace su gracia en este lugar tan sucio?

En cambio el hombre no contestó a su pregunta y se acercó un poco a ella, pero dejó de hacerlo puesto que los grandes fierros un poco oxidados de la celda impedían seguir acercándose a ella.

-¿Por qué lo hiciste?

-¿Qué cosa? ¿Los crímenes de los que se me acusan?

-...

La joven entonces miró directamente a los ojos al hombre alto quien portaba las ropas más finas y caras del imperio y sus grandes insignias de héroe de guerra, de cabellera larga color plateado y ojos azul zafiro. Se levantó del sucio suelo y se acercó al hombre, y habló.

-Porque ella debe morir. Porque ella debería estar en mi lugar. Yo no debería estar aquí, tienen a la persona incorrecta su gracia...

-No Floreya, te equivocas. La señorita Melody no debe morir, por ella nació para salvar al imperio del mal, para guiarlo a un camino radiante.

-¿Su gracia acaso está diciendo que yo soy el mal descrito en la profecía?

-No, por supuesto que no. Solo estoy tratando de decir que si no hubieras cometido todo esos crímenes contra ella, no serías malinterpretada como la persona del mal de la que habla la profecía. Tal vez si la hubieras conocido mejor, si le hubieras dado una oportunidad, podrían haberse hecho grandes amigas incluso herm-

—Basta.

Frunciendo el ceño indignada, la joven acercó demasiado su rostro hasta tocar los grandes fierros de la celda y habló.

—¿Amigas? ¿Hermanas? ¡Puaj! Es repugnante.  Cómo su gracia se atreve a escupirme estas horrendas palabras. Lo que realmente necesitaba era que su gracia estuviese presente en mi vida, un amor de padre hacia su hija. Nada de esto estuviera pasándome si usted me hubiera tratado diferente, en vez de desaparecer por años de casa y tener como excusa el ir a la guerra.

—Basta Floreya

—Tal vez nada de esto estuviera pasándome si el duque me hubiera asesinado en aquel accidente junto a madre.

El hombre ya irritado ante las palabras de su hija, con una mano abrió la puerta de la celda y entró. Tomando del cuello del la ropa desgastada y manchada de sangre de la joven, dijo.

—No hables de tu madre...Escúchame Floreya, tú nunca necesitaste de mi, y nunca te hice falta. Tu eras feliz mientras te diera las joyas más caras del imperio, las ropas más finas y de buena calidad, las zapatillas, los accesorios, ¡todo!

No Quiero Seguir Muriendo a Manos de la Santa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora