VIII

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—¡Preparen todo rápidamente! ¡El Santo Papa está próximo a despertar, tenemos que tener preparado todo!

—¡Si Cardenal Carlos!

Todos los discípulos y demás personas de la iglesia se movían de un lado a otro velozmente preparando todo para el despertar el Santo Papa. Originalmente, el que debía estar organizando y mandando, era el Cardenal Erickson, pero tras su "ausencia" el tercero en mando era el Cardenal Carlos.

Todos estaban ansiosos y nerviosos, porque luego de cien años, el Santo Papa despertaría. Algunos estaban felices de que regresara al mando y otras que eran todavía nuevos estaban ansiosos por conocerlo. No había clases en que los sacerdotes le hablaran a los nuevos acerca del Santo Papa, de su llegada a la tierra, su propósito en la tierra y cómo fue el primer hombre en fundar lo que hoy es en día el Imperio Wikar, a pesar de toda la historia falsa que existe de la fundación del Imperio.

[¡Ting, Ting, Ting, Ting, Ting, Ting, Ting, Ting!]

Ocho campanadas fueron tocabas fuertemente dentro de la iglesia, significando que el Santo Papa había despertado de su sueño y había vuelto.

Todos estaban quietos en su lugar escuchando las campanadas y para cuando dejaron de escucharse, rápidamente el Cardenal Carlos dio una orden gritando fuertemente para que todos pudieran escucharlo.

—¡Todos, diríjanse al jardín sagrado, ahora!

Luego de escuchar la orden, todos inconscientemente corrieron a dicho lugar, empujándose unos a otros.

El jardín sagrado, estaba ubicado debajo de la gran iglesia y fue construido por el mismo Santo Papa. Era un lugar en donde solamente dos personas tenían acceso a entrar, el Santo Papa y el difunto Cardenal Fernando. Pero antes de que el Santo Papa fuese a dormir, le dio la orden al Cardenal Fernando de que toda la gente de la iglesia estuvieran presente cuando partiera y cuando despertase. Esas serían las únicas dos veces que permitiría que demás gente entrara a dicho jardín. Lastimosamente el Cardenal Fernando murió antes de siquiera estar en el despertar del Santo Papa, así que en sus últimas horas, se pasó la orden al Cardenal Carlos.

Pero, ¿qué hacía tan especial el jardín sagrado? ¿Por qué no se le podía permitir el acceso a los demás? Y, ¿por qué fue construido debajo de la iglesia? Nadie lo sabía, ni siquiera la gente que había estado en la iglesia durante tanto tiempo. Las únicas personas que siempre lo sabrían, serían el Santo Papa y el Cardenal Fernando.

Después de correr escaleras abajo, todos frenaron de golpe al estar parados frente a dos grandes puertas echas de oro, con imágenes de un Ángel en cada puerta. Pero cuando quisieron abrirla, no tenían cerraduras.

Cinco minutos después ambas puertas fueron abiertas dejando salir una resplandeciente luz blanca, antes de dejar ver a la vista el amplio y hermoso jardín, lleno de todo tipo de flores blancas.

Todos estaban asombrados de lo grande y hermoso que era el jardín, todos pensaron que era algo majestuoso. Arbustos de hermosos colores verde con frutos que se veían deliciosos, otros tenían diferentes tipos de flores blancas. De lado derecho había una fuente con una gran estatua de un querubín, fuente que estaba rodeada de arbustos con flores rosadas y blancas. Y casi al final del jardín, había un gran y fuerte árbol de manzanas, donde estaba parado dándoles la espalda, un pequeño niño de cabello rosado, con un corte de honguito pero con una larga trenza, vestido con una túnica negra que utilizan los monaguillos.

Antes de seguir acercándose más, el Cardenal Carlos con un movimiento de mano, ordenó a los demás que no dieran un paso más. Y así lo hicieron, detuvieron su andar y observaron fijamente al niño que seguía dándoles la espalda. Algunos pensaban, ¿ese niño es el Santo Papa? ¿De verdad es ese niño?

No Quiero Seguir Muriendo a Manos de la Santa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora