—Despierta.
—¿Eh?
Al desertar lo primero que vio fue un cielo pintado de colores púrpura con un toque anaranjado y un poco de azul. Se podría decir que era un atardecer. Debajo de su cuerpo pudo sentir la húmeda arena y el sonido de las olas chocar en la arena.
Rápidamente se sentó en la arena y pudo saber que efectivamente estaba en una playa.
"¿Qué hago aquí? Hace unos momentos estaba yendo a desayunar con el duque."
Un poco dudosa se levantó de la arena húmeda y comenzó a caminar esperando encontrarse con alguien o ver cómo podría regresar. Así pasaron los minutos, incluso horas, y no había resultado alguno. Entonces comenzó a desesperarse, y corrió y corrió para que al final el resultado siguiera siendo el mismo.
"No tiene sentido, ¿quién demonios me trajo hasta este lugar?"
—Fui yo.
"¿Mm?"
Muy a lo lejos de donde se encontraba la joven, se observaba una silueta de una mujer vestida con un vestido blanco liso y con el cabello largo por muy debajo de la cintura y un poco ondulado. Pero no se podía apreciar su rostro.
"¿Quién eres?"
—...
—Creo que fue demasiado apresurado de mi parte traerte hasta aquí. Será mejor que regreses.
"¡Espera! ¡¿No vas a decirme quién eres?!"
-Despierta.
"¡Espera!"
Sorprendida volvió a abrir sus ojos de golpe para ver el techo de su habitación, y sentir el cómodo colchón y las sábanas cubriendo su pequeño cuerpo. Por unos segundos siguió viendo el techo, después se levantó de la cama y procedió a verse en el espejo de cuerpo completo.
Un pequeño cuerpo y facciones aniñadas, muy diferente de lo que solía verse la joven de veintiún años.
—Incluso siendo una niña eras bastante hermosa.
[Hiik]
Se escuchó como la puerta de la habitación era abierta y una sirvienta entraba con unas sábanas dobladas en sus manos, pero cuando vio el pequeño cuerpo de Floreya de pie frente al espejo, sorprendida dejó caer las sábanas y rápidamente salió de la habitación gritando.
—¡La señorita Floreya ha despertado! ¡Nuestra joven señorita ha despertado!
—...
***
—¿Tiene problemas para dormir en las noches mi señorita?
—Algunas veces.
Dentro de la gran habitación, varios sirvientes estaban presentes, inclusive Emily y el duque, observando cómo el médico terminaba de examinar a Floreya.
—¿Cuantas veces al día ingiere correctamente sus alimentos?
—Ah... ¿Tal vez una o dos veces al día?
Apagando la pequeña linterna y guardándola en su bolsillo, el médico abrió su bolso y de él sacó un pequeño frasco que contenía un líquido verde, lo destapó y procedió a dárselo a Floreya.
—Por favor mi señorita, beba esto.
Dudosa, tomó el pequeño frasco y bebió de el. Un sabor demasiado amargo y asqueroso que hizo que Floreya quisiera vomitarlo, pero tuvo que retenerlo. Al ver su expresión el médico le regaló un caramelo y con mucho gusto Floreya lo tomo.
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No Quiero Seguir Muriendo a Manos de la Santa
Roman d'amourHabía quedado seleccionada a una de las universidades más importantes de la ciudad, pero desgraciadamente morí sin ninguna razón en mi habitación. Pensando que había muerto, volví abrir mis ojos en un lugar totalmente diferente. Al poco tiempo, me h...