XXI

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—No ha cambiado nada, C. Erickson. — Comentó Caleus con su voz gutural, como si recién se estuviera despertando de una siesta.

Las fuertes facciones fruncidas por el C.Erickson se suavizaron al mirar a Caleus y tomaron lugar a una de sorpresa y melancólica. Dejando de lado al C.Carlos, Erickson enderezó su postura y se dirigió a Caleus con intenciones de abrazarlo.

—Oh mi, ¿de verdad es usted mi amado señor...? — Murmuró Erickson que recostaba su cabeza en el fuerte pecho de Caleus, que sólo se quedó estoico en su lugar.

Todos estaban sorprendidos por la confianza del C.Erickson con la que se acercaba y abrazaba tan libremente a Caleus. ¿Ese era el poder del título de Cardenal? Pero, en comparación al C.Carlos, a pesar de poseer el mismo título, se mostraba ante Caleus más respetuoso y mantenía cierta distancia de él. ¿Acaso el Santo Papa y el Cardenal Erickson mantenían una relación diferente?

Caleus correspondió el abrazo de Erickson, y él al ser más alto, tuvo que agacharse un poco. Pero sorpresivamente, Caleus no correspondió al abrazo positivamente.

—Si quieres seguir conservando tu ego y no volver a ser humillado, esta vez por mi, apártate de mi... —Pronunció en un suave susurro Caleus para Erickson y ante las duras palabras, se apartó rápidamente de Caleus furioso.

Caleus sonrió como si no hubiera pasado nada, miró a su alrededor y con un chasquido de sus dedos, hizo que todos se retiraran del lugar a excepción de Erickson, Carlos y una pequeña niña cubierta por su capa incapaz de ver su rostro.

Al ver la reacción de Erickson, Carlos que solo observaba la escena de ambos hombres, pensó:

"Es como dijo el C.Fernando, será mejor que me mantenga al margen con el Santo Papa..."

Caleus inclinó su cabeza hacia un lado al ver a la misteriosa niña cubierta completamente y la niña por su parte también hizo lo mismo que él, así durante un par de segundos, hasta que Caleus se acercó y tratando de quitarle el gorro que le cubría su rostro. Pero Melody se negó tomando con sus manos el gorro.

—¿Por qué no puedo quitártelo? — Pregunto inocentemente Caleus, pero no recibió respuesta. Sin darle más vueltas, como anteriormente hizo con las personas, con un chasquido de sus dedos, le quitó la capa a Melody revelando finalmente su apariencia.

Pequeña estatura, cabello platinado, ojos grandes de azul zafiro y piel de porcelana como pequeños labios rosados. Era delgada, tal vez un poco abajo de su peso ideal.

Ante su apariencia, la única persona que pudo pensar Caleus fue en Angelo. Ya que era la única familia del reino que poseía dichas características físicas.

—Me recuerdas a un tipo poco agradable. ¿Cuál es tu nombre? — Volvió a preguntar inocentemente Caleus.

Tanto Melody como el C.Erickson, el C.Carlos estaba sorprendido. Jamás había visto la apariencia de aquella niña incluso cuando era una recién nacida, ya que Erickson siempre la cubría de pies a cabeza y ahora verla, no pudo también evitar pensar en la apariencia del duque Angelo.

Erickson velozmente recogió la capa que había mandado a volar Caleus y cubrió de vuelta a Melody. Caleus arqueó una ceja ante su comportamiento.

—¿Es tan grave quitarle una capa a una niña?

—Con todo respeto su santidad, estoy guardando la pureza de nuestra pequeña Santa. — Informó Erickson mientras acomodaba la capa en Melody. Como si le hubieran contado un chiste, Caleus no pudo evitar estallar en risas.

—¡JAJAJAJAJAJA! ¡¿Que chiste tan de mal gusto es ese C.Erickson?! —Erickson no dijo nada y siguió acomodando la vestimenta de Melody, pues tenía que irse al palacio a ver al primer príncipe.

No Quiero Seguir Muriendo a Manos de la Santa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora