XIII

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-¿Qué le dire a su gracia cuando vea a la señorita? Seguro va a matarme. - Fran caminaba de un lado a otro preocupado fuera del pequeño cuarto donde estaban atendiendo a Floreya.

-No fue su culpa Sir Fran, fue la mía. Si tan solo hubiera podido explicarme, no le hubiera ocurrido esto a nuestra señorita.

-Hablando de eso, ¿va a explicarme qué fue lo que pasó? - Deteniendo su andar, sir Fran miró directamente a los ojos a Emily, y tragando en seco por fin habló.

-E-Es solo que la señorita Floreya estaba jugando cerca de la barrera y quise alejarla de allí. Pero no me hizo caso, así que la tomé por los hombros para alejarla. Ya sabe, con el tema de las bestias.

-Hizo bien en hacerlo señorita Emily. Por cierto, yo... Le pido mis mas sinceras disculpas por poner mi espada en su cuello. - Fran reverencio a Emily en forma de disculpa y rápidamente agitando las manos Emily negó.

-¡N-No no, está bien Sir Fran!

Mientras Emily y Fran discutían sobre quién debía disculparse y quién no, Lukas aprovecho para escabullirse en la pequeña habitación con capacidad para cinco personas. Dentro de esta había dos adultos un poco pasados de copa que posiblemente se desmayaron debido al exceso de alcohol en su sistema y dos niños poco heridos. Al fondo de la habitación se encontraba Floreya recostada en la pequeña cama con un parche en su mejilla izquierda un poco manchado de sangre. Lukas caminaba con su bastón despacio y silenciosamente para no despertar a las personas que habían allí.

-Señorita Floreya... - En voz baja Lukas estiro su mano hacia la cama para guiarse un poco más para tomar asiento en un pequeño banco que estaba a lado de esta. Floreya volteó a verlo en silencio y simplemente tomó su mano para volver a mirar hacia el techo. Podía oler el alcohol mezclado con las medicinas y pomadas, podía escuchar la respiración de las personas que estaban en la habitación, el ruido de afuera.

-¿Cómo se encuentra...? - Lukas habló después de un largo rato sin hablar. Podía sentir la mano poco terrosa y fría de ella. Debía estar decepcionada, triste, por no haber cumplido su cometido esta noche. Estaba aliviado por eso, porque si ella lograba salir del festival, su vida no duraría mucho afuera debido a las bestias, no podía irse sola junto con Emily al campo de cacería.

-No lo sé...

"¿Cómo debería sentirme? No puedo sentir nada en este momento, no puedo pensar nada en este momento. Mi vida está acabada..."

-¿Por qué no lo intenta mañana...?

-El duque no me dejará salir después de esta noche... No cuando vea la herida en mi rostro... Solamente me pondrá más caballeros como mis escoltas...

-¿Puedo preguntarle algo...?

Floreya ya sabía lo que preguntaría, Emily no dejaba de preguntarle por lo mismo. Así que habló sin más rodeos sin dejar de mirar el techo de la habitación.

-Quiero cambiar mi destino. Quiero vivir... Lejos de aquí. Porque si me quedo, moriré.

-Pero eso no le asegura a la señorita que no morirá fuera de aquí. No importa a dónde vayamos, la muerte es algo que no podemos evitar.

-No lo entiendes... - Floreya miró a Lukas que parecía confundido debido a sus palabras.

-No viviré por más de dieciocho años si me quedo aquí. Lukas, yo pude ver mi muerte en mis sueños.

"Digámosle una parte de la verdad."

-Señorita...

-¿Si?

-¿Realmente desea irse justo ahora?

-¿S-Si? ¿A-A qué viene esa pre-?

-Entonces permítame ayudarla. Yo, Lukas Fredixon de Blois, me comprometo a ayudar a la señorita Angelis a salir de aquí...

No Quiero Seguir Muriendo a Manos de la Santa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora