TOY [BTS] +18

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Todos mantenían una mirada triste al escuchar todo lo que vivieron las hermanas Lim, que sin duda fueron de las peores infancias que unas niñas pudieran vivir.

—¿Cómo es posible que hayan podido aguantar todo eso? —Taehyung es el primero en hablar, todos están sentados tomando café o té— Suena muy duro y cruel.

Sully hace dormir a su bebé, quien agradece que crezca rodeado de esta pequeña y hermosa familia.

—Todo fue un infierno para todas, siendo una escuela solo para mujeres, nunca tuvimos tanto contacto con los hombres, siempre nos obligaban a tratar con hombres mucho mayor que nosotras y cuando no los tratábamos con ellos querían nos castigaban.

El silencio reina el lugar, solo el sonido del reloj se puede escuchar.

Sin darse cuenta, Sun había estado escuchando todo, por lo menos la mitad. Se mantenía callada mientras recordaba todo lo que le hicieron pasar y las traumar que tuvo que superar, que cuando estuvo en la universidad y ser acosada por los chicos le traía recuerdos sobre su infancia.
Ni Sun ni los demás se dieron cuenta cuando ella empezó a llorar al recordar todo, los maltratos y humillaciones que tuvo que soportar, los castigos físicos que recibía por parte de las monjas por no hacer todo lo que ellas querían que hiciera.

—Sunnie... —la primera en notar el estado de la pelirroja es su hermana, quien la ayuda a acomodarse en el sofá, en modo en que se mantuviera sentada— ¿Que pasa, cariño? ¿Te duele algo? —el bebé no pudo dormir, así que pude ser cargado por su tía.

Ella lo acepta gustosa y lo abraza, mientras sigue llorando silenciosamente.

—Oye, bonita ¿qué pasa? —Hoseok se acerca a ella y la abraza por los hombros, sobando estos.

Todos mantienen su mirada en la pelirroja, quien no deja de soltar lágrimas, aparte en cómo Hoseok se le acerca a ella como si fuesen lo suficientemente cercanos le deja la duda a Jungkook y a los demás, menos a Sully.

Sun limpia las lágrimas que mojan sus mejillas:— Lo que... —su voz sueña apagada y grave— Lo que dijo Sully es cierto, pero eso no fue todo... Sé que ya tiene tiempo que ocurrió todo eso y he superado demasiadas cosas que generó el orfanato en mí. Las monjas desde que empezó mi enfermedad en el cerebro dejaron de preocuparse por mi, creían que no iba a aguantar mucho, por eso me dejaban a mi suerte cada que daba derrames en la nariz —deja caer su cabeza hacia atrás, sintiendo el brazo de Hoseok rodearla por los hombros, mientras que Sukie se chupa el dedo se va tranquilizando— Una vez escuché a la monja que estaba encargada del orfanato decir: "Ella no durará viva, el doctor lo dijo, no se preocupen por esa niña y déjenla que muera, pasará lo que deba pasar en nombre del santísimo" —ríe amargamente— Sigo viva, malditas viejas desgraciadas —Sully se ríe por eso, al igual que Yoongi, le gusta ver ese lado de su amiga, liberal y grosera— al menos tres días de la semana iba a la enfermería para tomar medicamentos, la enfermera... ella era la mujer más noble del mundo, la mujer más amable que haya conocido, siempre se preocupó por mí hasta me decía que me quedara en la enfermería para evitar que las monjas me dejaran a cargo de las actividades del orfanato, ya saben, barrer, limpiar e incluso me hacías limpiar las ventanas de todas los pisos, por afuera y por adentro —aquella sensación de escalofrío recorre por su espalda y la piel de gallina se hace presente— No tienen idea del miedo que tuve las primeras veces que me hacían lavar las ventanas por fuera, sin protección y sin vigía, después de un par de meses me acostumbré a hacerlo y me daba igual si moría o vivía —una mueca se le forma en el rostro, se recarga en el hombro de Hoseok, su sobrino queda dormido en su brazos— Cuando la enfermera me dejaba quedarme con ella, leía libros acerca de medicina, porque aveces ella no podía atender a todas y tenía un horario en específico, por lo que yo atendía cuando ella no estaba. No quiero entrar a detalles, pero los castigos que las monjas me daban eran las peores y más cuando estaban enojadas, normalmente me mantenían un día sin comer o un día en un cuarto bajo tierra y a oscuras, después fueron aumentando y empezaron con castigos físicos, me electrocutaban, me prensaban los dedos de pies y manos con pinzas y me enterraban agujas en los oídos —aquello más que sorprender a sus amigos, los hacía enojas ¿cómo le pudieron hacer eso a una niña?— Y cuando no hacía una cosa en específico... ellas me obligaban a caminar en vidrios rotos y espinas mientras sostenía sacos de arroz, ya sabrán el dolor y sufrimiento que pasé —es impresionante que, a pesar de todo lo qué pasó, sigue viva— Así eran todos los días, e incluso cuando no hacía nada malo ellas me castigaban... me amenazaron en herir a mis hermanas sino hacía caso, por eso me maltrataban más a mi, porque les decía que prefería recibir yo el castigo a que la recibieran las más pequeñas. Hubo ocasiones que fuimos acosadas por hombres y las monjas no hacían nada, hasta que se les ocurrió la idea  de agregar otro castigo y creo yo que ya saben de qué hablo... —ella los mira a uno por uno, hasta terminar con Jimin. Su hermana se sienta a su lado y toma su mano.