CAPÍTULO 8

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Summer

5 años antes

Solo una vuelta más. Luego saldré de aquí e iré a casa. Piso el acelerador a fondo para vencer mi propio record. Jeremy ya se ha ido para dejarme la pista entera solo para mí. Al igual que entrenó a mi padre y lo representa, me ha enseñado algunos trucos. Hace dos horas que estoy sentada en el auto, dando vueltas y vueltas hasta conseguir sobrepasar la curva sin golpear el auto contra la valla.

Con mi corazón latiendo a la misma velocidad que el motor del coche, quise probar algo distinto. Aceleré. Solo un poco, de otro modo el coche saldría volando por los aires. Doblé el volante antes de lo que normalmente hacía y lo conseguí. Pasé la curva casi a la perfección.

Frené el coche al final de la pista y bajé. Grité de felicidad. Grité tan fuerte que me dolió la garganta.

Podía sentir la adrenalina corriendo como gasolina por mis venas.

Me sentía viva.

—Nada mal.

Esa voz. Esa jodida voz que me intimidaba y me daba curiosidad al mismo tiempo.

Chase.

Me di la vuelta para enfrentarlo.

—¿Qué haces? —le pregunté. Retrocediendo cuando él avanzó hasta mí.

—Pues, mi idea era dar un par de vueltas. Pero... —sus ojos me detallaron, oscuros, de pies a cabeza. Mi espalda estaba contra el auto, apoyada. Y me mentiré a mí misma diciendo que el escalofrío que me recorrió el cuerpo cuando Chase me miró así, solo se debía a la adrenalina. Apreté las piernas—. Creo que ahora se me ocurre algo más divertido.

—¿Cómo qué? —mi yo de dieciocho años, no era como la Summer de veintitrés. Era más inocente. Menos confrontativa. Y me daba vergüenza admitir que Chase... me generaba cosas, por lo que mi voz sonó débil cuando hablé.

Dio otro paso más. Acercándose como un depredador a punto de cazar a su presa. Con los ojos fijos en mí. Con esa sonrisa de costado tan segura que a veces me llevaba a fantasear cosas que me hacían sonrojar.

Su paso largo hizo que quedáramos más cerca de lo nunca habíamos estado. Tuve que alzar la vista y la cabeza para mirarlo a los ojos. Lo que me intimidó, pero me excitó en partes iguales. Mi corazón se aceleró aún más cuando su mano levantó mi mentón con un dedo y me acomodó el cabello detrás de mi oreja, haciendo que el mechón roce mi cuello y mi hombro, descargando una deliciosa electricidad por toda mi espina dorsal que casi hace que cierre los ojos y mi garganta suelte un pequeño gemido, pero me contuve.

Chase no me caía bien. Las conversaciones que manteníamos siempre eran peleas, reproches o burlas. Pero tenía algo que me hacía quedarme prendida de él. Que hacía que no pudiera apartar mi vista. Un magnetismo poderoso. Oscuro. Y en ese momento, con una mentalidad de adolescente adulta, había fantaseado más veces con Chase de las que me atrevería a reconocer en voz alta. Me había tocado pensando en él. En esos ojos únicos y oscuros. En esa boca. En esos brazos. En esa voz susurrandome cosas prohibidas...

—No lo sé. Creo que podría divertirme mucho contigo.

—Lastima que no pueda decir lo mismo —le contesté. Con él salía mi parte más oscura a la luz, esa que con el tiempo se fue intensificando. Siempre fue así.

—Ah... —suspiró cerrando los ojos durante un segundo y mordiéndose la boca. Me perdí en ese gesto—. Ahí está esa pequeña actitud que me gusta tanto —se me tensó la parte baja del vientre al escucharlo. Su voz se sintió más grave y ronca contra mi nariz. Entreabrí la boca en respuesta. ¿Por qué no apartaba su mano? ¿Por qué no quería que lo hiciera?—. Estoy seguro de que podrías divertirte mucho conmigo... —inclinó su rostro hacia mi mejilla, sentí su sonrisa en mi oreja haciéndome cosquillas—. Mi pequeño ángel.

Ah.

No me hables así, que pierdo todo sentido de cordura.

—Me complace saber que soy el único con el que usas esa boquita tuya —me sonrió dejando ver su hoyuelo izquierdo. Quise morderle esa jodida sonrisa.

—No te creas tan especial.

Colocó su mano contra el auto. Al costado de mi rostro y su rodilla estaba casi entre mis piernas.

—¿Cómo no hacerlo cuando sé que soy él único que saca a la verdadera Summer a la luz?

Una leve inclinación más y mi cuerpo se abalanzaría contra esa boca. Un segundo más de ese tono de voz. De esa sonrisa. De ese calor. De esa provocación. Y podría caer de rodillas allí mismo.

—No sacas a la verdadera Summer a la luz. Sacas lo peor de mí.

—Pues me siento orgulloso de ser el único que trata con esta Summer y no con el falso angelito que le haces creer a todo el mundo que eres.

—Vete. A. La. Mierda —deletree. Recordando porque no le había suplicado que traiga mis más profundas fantasías a la realidad. Maldito egocéntrico.

—Ah, joder. Me encanta cuando me miras así. Te brillan los ojos —se burla inclinándose un poco más.

—Sí, de ganas de asesinarte.

—Mentirosa —su sonrisa se ensanchó. Idéntica a la del rey del Infierno.

—Eres patético.

—Sí, corredora. Soy muy patético... —me probó contra mi boca. Compartimos el aliento. No podía moverme. No quería moverme—. Pero apuesto a que si rozo justo este punto... —su rodilla rozó muy lentamente mi entrepierna, haciéndome derretir. Solté un suspiro de alivio—. Con un solo dedo... comenzarás a suplicarme ¿verdad? Toda esta actitud se esfumará y harías cualquier cosa que yo te pida con tal de que te siga tocando ¿me equivoco?

No.

Piensa Summer. No dejes que te envuelva.

—Seguirás soñando el resto de tu vida con tenerme de rodillas para ti, imbécil.

Chasqueó la lengua.

—No, cariño. Tarde o temprano, querrás saber cómo se siente tenerme. Voy a tenerte una vez y vas a venir rogando por más.

—Sueñas demasiado.

—Lo veo en tus ojos, pequeña. Me detestas al igual que yo a ti. Pero no puedes evitar preguntarte que podría hacer contigo si me dieras el completo control de tu cuerpo.

Apreté la boca. Conté hasta diez mil en mi cabeza. Intenté pensar en cualquier otra cosa que no sea la cercanía de nuestras bocas. Y su rodilla en mi entrepierna. Y su mano cerca de mi cuello.

—Pero soy paciente Summer. Y esperaré ese momento en el que te rindas ante mí con ansías. Ahora ve a casa. Es tarde para angelitos como tú y quiero la pista para mí.

—Espero que te pudras en el infierno.

—Nos vemos allí, corredora —me guiñó el ojo. 

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Bueno. ¿Recuerdos? 

Chase en su papel seductor. Joder. Me encanta. 

¿Ustedes que piensan?

¡Gracias por leer!

Nos vemos a la próxima, pequeños demonios. 

Zoe P.

End game [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora