EPÍLOGO 2

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Chase ya estaba cansado de perseguirla.

—¡Tú! —señaló a la pequeña—. ¡Ven aquí ladrona!

La vibrante risa infantil inundó la casa por completo, la niña comenzó a correr con el chocolate en la mano, mientras aprovechaba que no la habían atrapado para seguir comiendo un poco más. En su cara brillaban manchas marrones del mismo dulce que tenía en la mano.

—¡Alice! ¡No puedes comer tanto chocolate antes de la cena! —le explicó Chase a su hija—. ¡En cuanto llegue tu madre va a matarnos a los dos!

—¡Papi maio! ¡Quiedo chooate!

—No soy malo, estoy educandote y ya comiste mucho chocolate.

Ebutandotie... —repitió la niña, frunciendo el ceño ante esa palabra tan difícil que no le salía.

—Vamos cariño, ven aquí —Chase aprovechó la distracción de su hija para alzarla y quitarle el chocolate de la mano. Suspiró dejando el chocolate sobre la mesada serio, pero no pudo evitar soltar una carcajada en cuanto vio el rostro de su hija.

—Eres un desastre —le dijo dándole un beso en la frente.

—¡Dessssatie! —repitió, desde hacía un tiempo tenía esa manía, de repetir la palabra más difícil de lo que decían los demás.

Sonó la puerta y ambos se miraron a los ojos, aterrados.

—Nou... —murmuró la niña—. Es nani...

—¡Llegué! —avisó Summer mientras dejaba sus cosas.

—Mierda.

¡Mieda!

¡No digas eso, joder!

¡Joed!

Shhh, cariño, no repitas eso. ¿O acaso quieres que mami me asesine?

Austin entró en la cocina y se rió.

—¡Mamá! ¡Papá y Alice estaban comiendo chocolate antes de cenar!

La pequeña y su padre lo fulminaron.

—Eres cotilla, eh.

—¡Cotia! —repitió Alice.

—¿Qué ocurre aquí? —Summer entró en la cocina y observó la escena durante unos segundos.

Chase y Alice se quedaron mirándola en silencio, con cara de: si no me muevo no me ve.

—¡Mamá me dijeron cotilla! —dijo Austin abrazadose a la pierna de su madre.

Ella puso los brazos en su cintura y suspiró.

—Vamos a ver, Chase, no puedes decirle cotilla a tu hijo y ¿es posible que alguna vez llegue a casa y los niños no estén trepados del techo o hechos un desastre?

—¡No fue mi culpa! —se defendió él—. ¡La niña es una salvaje!

—¡Salviajee! —festejó la niña, aplaudiendo.

—Me pregunto a quién habrá salido... ven aquí cariño —Summer fue a tomar a su hija en brazos y aprovechó para darle un besito a Chase en la boca. Alice se abrazó a su madre al grito de: ¡Nani!—. Hay que bañarse cariño, antes de que lleguen las visitas.

¡Mieda! —gritó la niña.

Summer se detuvo, mirándola.

—¡Papi me ensheido!

Chase suspiró indignado y se cruzó de brazos.

—Traicionera, luego no me pidas nada eh, cotilla al igual que tu hermano.

End game [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora