CAPÍTULO 2

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Chase

Otra vez me encuentro con sus ojos.

Ese azul tan único.

Ese azul tan transparente para mí.

Esa mirada que me juzga en silencio.

Esa mirada que me tensiona el cuerpo entero.

Vuelvo a la realidad y camino hacia mi habitación.

—Dakota. Ven conmigo —ordeno.

Joder con toda esta situación de mierda.

¿Cuándo es que pasé de no saber nada de ella hasta tenerla en mi habitación? ¿Realmente esto está pasando?

Summer se queda de pie en el marco de la puerta observando con extrema atención. Mi habitación es pequeña, tengo todo lo que necesito, ni más ni menos. Una cama, una diminuta mesita de luz, un baño en el que quepo por suerte y un cajón donde guardar ropa.

—Puedes pasar, eh. No muerdo.

—Nos conocemos Chase. Ambos sabemos que me harías rogarte antes de morderme. Eres así de retorcido —rueda los ojos ocultando una sonrisa.

—Bien dicho —le sonrío sin poder evitarlo.

Puede que nunca nos hayamos llevado del todo bien, pero la verdad es que tenemos una larga lista de debilidades y fortalezas que conocemos del otro.

Nos conocemos hasta el más oscuro secreto y eso es jodidamente peligroso.

Excepto uno, hay uno que me guardo para mí y que ella ni siquiera ha tenido tiempo para intentar desenredar.

—¿Dónde se supone que me quedaré? —pregunta dudosa.

—En esa cama, conmigo —señalo con la cabeza cruzándome de brazos.

Sus ojos se abren grandes y su mandíbula se cae. Después aprieta la boca.

Me deleito con su cara de sorpresa e indignación durante unos preciosos instantes. Suelto una carcajada.

—Ya, a mí tampoco me apetece compartir cama contigo, eh. En la puerta de al lado está tu habitación, pero antes quería ver tu carta y ver que podemos sacar de todo esto.

Suelta un suspiro de alivio.

—¿Qué te hace pensar que la traigo conmigo?

—Que llevas la mano en tu bolsillo desde que vi que la metiste allí dentro —expongo bufando.

Ella no quiere esto más que yo, pero se supone que ahora somos una especie de equipo, así que debemos unir piezas, juntos.

Summer saca la carta de su bolsillo y yo hago lo mismo. La busco dentro de la mesa de luz y la pongo sobre la cama.

Ambos observamos las cartas una al lado de la otra, nos lleva instantes darnos cuenta de que están...

—Iguales —murmura.

—Son casi idénticas.

Miro más de cerca, lo único distinto que puede verse a primera vista es la caligrafía. Lo segundo, es que el papel de Summer está doblado en cuatro, a la perfección. Mientras que el mío tiene marcas de arrugas por todas partes como consecuencia de todas las veces que lo apreté y tiré.

End game [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora