ANTES

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El accidente en una de las carreras de Fórmula 1 más importantes del año, se ha llevado a dos corredores. Lamentamos la terrible noticia para las familias Harrison y Levingston, no imaginamos el dolor al perder a sus esposos y padres. Las ambulancias llegaron en instantes para asistir a los heridos y la carrera será suspendida hasta nuevo aviso… 

—Apagá eso. 

Summer acató la orden de su mamá, quien la encontró en el living al salir de su cuarto. No salía de ahí desde el día anterior. Era la sexta vez que veía la noticia en los últimos días. Parecía ser lo único que podía hacer. No sabía el motivo, puede ser que fuera masoquista o que le gustara ver los últimos minutos de su papá antes de morir. Verlo feliz al menos. 

Habían pasado semanas desde el accidente. 

La prensa las acosaba constantemente. Los encontraban en la entrada de su casa diariamente. Por eso ninguna de las dos salía. La única persona que habían visto después de la carrera fue la abogada familiar. Quien se encargó de la herencia, explicó la situación legal y siguió el protocolo que Jordan Harrison le había especificado en caso de que algo le pasara. 

A Summer le entregó una carta. Ella la agarró y se la quedó mirando, estuvo así, con la mirada fija en su nombre escrito con la caligrafía de Jordan, hasta que su mamá le agarró la mano y la trajo a la realidad. Hasta el día de hoy no había podido abrirla. La tenía guardada abajo de su almohada, en caso de que se despertara en mitad de la noche y quisiera leerla en un momento solo suyo, donde ella y su papá estuvieran solos. 

Chase perdió la mirada en las formas que se creaban con el humo que expulsaba. Le dio un sorbo a la botella que tenía en la otra mano y cerró los ojos cuando le ardió la garganta. Sentado en el patio de su casa, a las tres de la madrugada, no pensó en nada más. 

Vio a Jake llegar golpeado y tropezando hasta la entrada. Le hubiese gustado sorprenderse, pero era su estado normal. 

—Hermanitooo… 

—Entrá y tratá de no matarte antes de llegar a la cama. 

Jake soltó una carcajada borracha y se agarró la panza. Chase dejó la botella en el pasto.

—Yo soy tu hermano mayor, vos no me das ordenes —respondió. 

—Está bien, matáte si querés. Yo me voy.

Nunca iba a decírselo en la cara, pero le preocupaba ver a su hermano así, hasta le daba un poco de miedo. 

—¡Como mamá! —Jake se rió más fuerte ante su propio chiste. 

Chase lo miró en silencio durante dos segundos y tragó con fuerza. Tiró el cigarrillo al piso y lo pisó. 

—Tranquilo hermanito, no me mires así, carajo. Ya sabemos que se fue por mí. Vos sos el perfecto. ¡Papá te dejó una carta a vos! ¡A mí nada! 

A Chase le importaba una mierda la carta en ese momento. La había leído, arrugado y tirado en algún rincón de su cuarto. Le parecía una ridiculez. Hubiese preferido que su hermano tenga la carta y no apareciera así todas las noches desde las últimas semanas. Además de que Jake estaba equivocado, Chase no era el perfecto, mucho menos el favorito. Su papá le dejó la carta para joderle la vida incluso después de morirse. 

Miró a Jake entrar a la casa, agarrándose de las cosas para no caerse. Lo vigiló hasta que cayó en el sillón y se quedó dormido. No quería entrar. La casa le parecía ridículamente enorme, tenía miedo de que se lo trague. Así que se quedó en el patio, no le importó el frío, se refugió con su botella en el pasto. 

Y se sintió más vacío que nunca. 

Pensando en una chica que, si estuviera con él, le diría que lo que estaba haciendo era estúpido. Se le escapó una risa ante la cara que pondría Summer si lo viera así. 

End game [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora