Capítulo VI.

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[AVISO: Este capítulo contiene actividad sexual moderada/explícita.]

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Frank no dejaba de hacer la clase de comentarios pervertidos que había hecho durante toda la noche. Y eso a Gerard le gustaba. Mientras el castaño hablaba en voz baja cerca del oído de su acompañanate para que sólo él lo escuchara, el sonrosado pelinegro trataba de concentrarse en la cerradura de la puerta.

-Gerard... Si te tardas demasiado no vamos a hacerlo -susurró con una pequeña sonrisa, bromeando. Estaba seguro que lo iban a hacer sin importar cuánto se tardaran afuera.

-Cállate, me pones nervioso.

Frank se rio, y siguió susurrando ideas sobre lo que podía suceder dentro del pequeño departamento. Finalmente, la cerradura de la gastada puerta azul quiso abrirse luego de cinco minutos de espera. Gerard sonrió interiormente y justo cuando giró la cabeza para susurrar un "Lo logré", Frank lo tomó de la corbata y comenzó a besarlo apasionadamente, mientras lo empujaba contra la puerta. Sin dejar de besarlo con la misma intensidad, Gerard giró el pomo detrás de él y se permitió entrar de forma rápida junto con el otro.

-Sigo tan excitado como hace media hora -dijo Frank separándose por unos rápidos segundos.

El castaño cerró la puerta detrás de él con una patadita, sin dejar de besar a Gerard en los labios y tocar sin nada de dulzura su trasero.

-Sé menos rudo con mi culo -rió.

-Lo seré más en un momento.

Joder, Frank. Estás urgido, pensó divertido Gerard.

-Lo estoy -respondió.

¿Lo había dicho en voz alta? No importaba, solo quería divertirse en ese momento.

Gerard comenzó a empujar a Frank hacia el sofá rojo y un tanto viejo que se encontraba en la sala, sin mirar exactamente con qué cosas se iba golpeando Frank en las piernas, porque de vez en cuando soltaba pequeñas quejas.

-¿Cuántas mesas hay aquí? -dijo riendo-. Duele, Gerard.

-Qué bien que te duela.

Sonrió al más chico, y volvió a besarlo sin dejar de caminar a paso un tanto rápido. Escuchó que Frank se quejó, pero cuando se separó para decir qué era, ambos cayeron al suelo, Gerard sobre él.

-Sentí algo grande.

-¿Quieres sentir algo más grande? -dijo comenzando a mover su cadera, haciendo que Frank sintiera su ya duro miembro.

Ignoraron "la cosa" con la que habían tropezado, y siguieron con sus pasiones en el piso de la sala, a solo unos pasos del sofá. Rápidamente se despojaron entre ambos de sus prendas, Frank estaba desnudo, y Gerard había quedado solamente en bóxers.

Frank había notado, gracias a la luz que entraba por las ventanas, las cicatrices en el cuerpo de Gerard, pero había decidido ignorarlas. Seguía siendo un buen cuerpo. Así que no se molestó en preguntar qué había sucedido para tener tremendas marcas en la piel.

De igual manera, Gerard había prestado atención a todos los coloridos, extraños y únicos dibujos que cubrían la blanca piel de Frank. Maravillosos tatuajes, en tan maravilloso ser, pensó, admirando cada detalle del pecho desnudo del otro.

Después de haberse puesto de pie, caminaron hacia el sofá y solamente uno se sentó. Mientras Frank descendía por la piel pálida de Gerard, este lo miraba entretenido, excitado, observando cómo la lengua del otro paseaba sensualemente por su cuerpo. Levantó un poco la cadera, sólo lo suficiente para permitirle a Frank sacar la ropa interior y luego retirarla totalmente, arrojándola al mismo sitio donde se encontraba el resto de su ropa.

Trastorno de Identidad [TID]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora