Capítulo VIII.

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Los días comenzaban a avanzar de manera demasiada rápida, pasando las semanas muy veloces, y acortando el tiempo que duraban las salidas de Frank y Gerard. Y eso era preocupante para ambos.

"Será necesario salir desde más temprano, ¿no lo crees?", había sugerido el mayor, un día en el que hablaban por teléfono cerca de las dos de la madrugada. Esas llamadas habían sido las causantes de las ojeras en el pálido rostro de Gerard, pero también de su estabilidad emocional y sus grandes sonrisas.

"Idiota. Tú. Imbécil. Basura. Extraño. Pervertido..." se habían convertido en extraños apodos con cierto toque de cariño.

"Deberías tocarme...", esas palabras resonaron fuertemente en la cabeza de Frank la tarde en que le dijo a Gerard que tocaba la guitarra. Claro, él lo había malinterpretado.

"¡Yo también los amo!" y "¿Bromeas? ¡Me fascina!" los había unido más. Resulta que las bandas favoritas de uno, eran también las bandas favoritas del otro. Y lo mismo con los cómics, y las películas extrañas basadas en libros que ambos disfrutaban ver (o leer) a solas, o rodeados de gente en ciertos casos, como Harry Potter o El Seños de los Anillos. Aunque también grandes clásicos del terror eran gran parte de su ranking de favoritos.

"...entonces, me recordaron como el niño raro que hacía magia". Una noche la habían dedicado a hablar sobre su infancia, aunque Frank fue el que abarcó casi toda la conversación, ya que Gerard recordaba casi nada de esa etapa de su vida.

"Esa cosa... me da miedo", fue la reacción de Gerard al ver una serpiente comerse a un ratón gigantesco y entero la vez que fueron al zoológico, mientras que a Frank le pareció sumamente fascinante.

Habían ido al cine, al parque de diversiones, al parque central (un millón de veces), al zoológico, incluso a la librería, a diversos museos de la ciudad... Habían jugado con tableros de mesa, saltado del bongie, dibujado al otro en un intento de caricatura... y otro sinfín de actividades más habían realizado durante esos cortos cuatro meses.

Y aún seguían siendo "sólo amigos".

***

Finalizaba marzo, acercando cada vez más una fecha que a Gerard le asustaba: su cumpleaños. Le aterraba volver a quedar como idiota ese año ante muchas personas, respondiendo a los "¡Felicidades!" con desorientados "¿Qué se celebra hoy?". Esperaba que, por alguna extraña y maravillosa conspiración del universo, nadie recordara que el nueve de abril cumpliría... ¿27? No estaba seguro, pero recordaba que sería su cumpleaños.

-¿En qué piensas? -preguntó Frank, arrojándole una palomita para llamar su atención.

-Mi cumpleaños... -dijo con voz ahogada, volteando la cabeza y dejando de atormentarse.

-Mierda... Es cierto. ¿Qué te gustaría que te regalara?

Gerard trató de asimilar la pregunta observando el demacrado y deprimente rostro de Johnny Depp en la pantalla del televisor de Frank -veían Edward Scissorhands -, y luego de unos segundos dijo:

-¿Por qué gastarías tu dinero en un regalo para mí?

-Porque... Porque quiero.

-Justifica tu respuesta -habló con el exigente tono de un profesor.

Frank trató de pensar lo que diría, y luego de haber organizado las palabras de una manera que no sonaran tan amenazantes o comprometedoras respondió:

-Porque... para mí... sería una manera de... agradecer... lo mucho que me has... ¿ayudado?

Gerard volteó a ver a Frank con una mueca extraña, expresando un poco de duda y confusión.

Trastorno de Identidad [TID]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora