Capítulo XVI.

59 6 0
                                    

"Uh, Gerard, habla Frank... Eh... Por favor, responde las llamadas. Necesito hablar contigo..."

··· 

"Gerard... Habla Frank. Sé que soy como el maldito ex novio que nunca deseaste, ese que ruega por volver... Pero... Ah, mierda. Olvida esto. Jamás llamé."

···  

"Gee, lo siento. Sólo... Contesta, ¿sí? Quiero hablar contigo. Te necesito."

···  

"Gerard... Soy Frank, sólo quiero saber si te encuentras bien o algo... No he sabido de ti en un un largo tiempo. Comienzo a preocuparme."

···  

"Sé que es estúpido que hable después de tanto tiempo, y que envíe mensajes, y todo eso... Sólo... quería disculparme por todo lo ocurrido. Elimina todo si quieres, no volverás a saber de mí."

···  

"A la mierda todo. Arthur, sé que te tengo harto. Pero, maldita sea, que tú me odies no significa que no me importes o a los demás. Ayer me llamó Mikey y me dijo que no te ha visto en dos meses. Sólo... Por favor, por favor, háblale."

···  

La contestadora de Gerard estaba llena de mensajes de voz dejados por Frank. Y, por supuesto, no había escuchado ninguno.

Ninguno de sus amigos sabía qué había pasado con él, o qué hacía ahora. Ni Ray o su esposa, ni Mikey, ni Frank. Todos ellos estaban preocupados, pero de vez en cuando respondía mensajes a Ray ("Estoy bien. Lo juro. No quiero ver a nadie") y su casero lo veía mensualmente por la renta.

No, no estaba desaparecido, pero no sabían qué era lo que hacía, o dónde estaba cuando salía de su departamento.

··· 

—Mikey, hablo en serio.

Sí, sí, lo sé —respondió del otro lado del teléfono, estando en el campus de su universidad en New York—. Pero, Ray, él me llamó ayer, está bien, suena cuerdo. Me dijo que sigue haciendo sus cosas. Y, te lo repito antes de que me preguntes otra vez, no sé a qué se refiere con eso.

—Ese es el problema. ¿Qué carajo hace y en dónde?

Al parecer estás sordo, o estúpido. O ambas, ¿por qué no? 

—Mike. 

Raymond.

—¿En serio no te preocupa tu hermano?

Al parecer no me entiendes...

—Entiendo, es sólo que...

¿Sabes qué? Tu casa me queda a unas horas, porque no vivo tan lejos. Llego mañana en la noche. Sólo así haré que se te calme el culo.

—Gracias.

Sí, sí. Salúdame a Christa y a Arthur.

—Seguro. Hasta mañana.

Jódete.

···   

La noche estaba tranquila, lo suficiente para mantener tranquilo a Frank, pero no lo suficiente para hacerlo sentir relajado.

Trastorno de Identidad [TID]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora