Capítulo 05.

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Caleb.

Una luz golpea mi cara, gimo con rodando en la cama. Mi ceño se frunce al sentirla totalmente vacía, salvo por mí.

Abro los ojos lentamente para observar a mi alrededor en busca de mi mujer.

No está en la habitación.

Me levanto en silencio mirando en todas las direcciones, el sonido de la ducha me llama hasta una puerta entreabierta. Entro con cuidado y la imagen frente a mí hace que me erección matutina se vuelva más dura.

Chiara se está dando el baño más erótico que he visto en mi vida.

Y vaya que he visto muchos baños.

Sin pensármelo entro en la ducha con ella.

No parece sorprendida por mi intromisión, sólo me mira de arriba abajo con descaro, deteniéndose ahí.

—¿Necesito ayuda con eso, señor russo?—Pregunta divertida. Río entre dientes acercándome a su boca para besarla.

—Sí—Muerdo su labio inferior.—Y sé que tú estarás encantada de ayudarme.

—Por supuesto que sí—Deja un beso casto en mis labios para bajar con cuidado hasta quedar de rodillas tomándolo con su mano.

—Me alegro—Jadeo cuando pasea su lengua por el falo.—Porque quiero que lo tomes todo.

—¿Todo?—Pregunta excitada mientras sigue jugando con su lengua.

—Todo—Repito tomando su cabello en un puño.

***

Termino de colocarme los gemelos, otra vez. Mientras mi querida esposa está buscando que ponerse en el armario.

—Todo sería más fácil si no hubieses roto mi vestido—Comenta malhumorada mientras busca.

—Ya dije que ye compraré todos los que quieras.

—No se trata de eso—Cierra el armario de un portazo.—Es sobre el hecho de que toda esta ropa es muy pequeña.

Tiene un vestido en sus manos en el cual se enfunda con cuidado. No sé a qué se refiere, le queda perfectamente.

Le cuesta subirse la cremallera trasero, por lo que me coloco detrás de ella para subirla.

—Gracias.

—De nada—Dejó un beso en su cuello para irme por mi chaqueta.

—Bien, aunque me gustaría seguir follando—Dice mientras se coloca los tacones.—Tenemos cosas que hablar, y es mejor hacerlo ahora.

—¿Aquí? ¿En casa de tus padres?—Pregunto confundido.

—No seas imbécil, de aquí nos vamos a mi casa—Rueda los ojos y sale de la habitación.

—Lo que tu digas—La sigo.

La veo tomar un camino al contrario de la salida.

—Eh.. Yo sé que tengo tiempo sin venir pero estoy seguro de que la salida no es en esta dirección.

—Silencio.

—Pero...—Se detiene en una pared, girando para darme una mala mirada.

—Tienes que confiar en mí—Con su mano presiona una parte de la pared que hace que ésta tiemble y una escaleras cuesta abajo aparecen.

—Carajo...—Ella sonríe al ver mi cara estupefacta.—¿Por qué yo no sabía sobre esto, Chiara?

—Porque la última vez que viniste eras un crío, tal vez no lo recuerdes, pero yo te enseñé la del ala sur—Empieza a bajar las escaleras.

Pacto Con El Diablo [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora