Capítulo 12.

247 19 0
                                    

Chiara.

Me miro en el espejo detenidamente, mis ojos brillan y me siento como una estúpida adolescente enamorada.

Porque estás enamorada.

Despejo esa voz en mi cabeza y lavo mi rostro con agua fría. Mi teléfono alumbra con una llamada que tiene por nombre Fernanda, mi estómago se aprieta y seco mis manos para responder.

La puerta del baño se abre con un golpe sordo, haciendo que voltee y mire a un caleb que entra como si se lo llevara el diablo.

—Tenemos que irnos—Revisa el baño.

—¿Qué?—Pregunto nerviosa por su actitud.

—Tenemos que irnos, ¡Ya!

Su grito me saca de mi trance y tomo mis cosas saliendo del baño tomada de la mano por mi esposo.

—Caleb, ¿Qué está pasando?

—Me están acusando de sabotaje—No explica mucho.

Guardo silencio y lo sigo hacia el estacionamiento. Los escoltas hacen lo suyo, llevándonos de vuelta a casa.

El trayecto es silencioso pero tenso, mi teléfono no deja de recibir mensajes haciendo que me ponga más nerviosa.

Caleb no hace más que ladrar órdenes por teléfono, lo aprieta a tal punto que siento que lo partirá en cualquier momento.

El auto se detiene de golpe, y miro al frente para saber que pasa.

—Emboscada.

—¡Mierda!—Grita colérico antes de tomar el arma que le pasa Fabio, su jefe de seguridad.

Y lo que era una velada llena de amor y lujuria, se convierte en un campo minado de asesinos que vienen por nuestras cabezas.

La puerta de la camioneta se abre, y Caleb me saca por el brazo. Grandes autos se posicionan a nuestro alrededor, bloqueando el paso. Estamos a mitad de camino a la fortaleza, lo que significa un espacio abierto y desolado dónde debemos defendernos.

Los autos no son opciones.

Pienso a mil por hora, y siento el brazo de mi esposo apretarse con fuerza contra sí.

Soy su jodida debilidad.

Un grupo de aproximadamente treinta hombres nos rodean. Son más que nosotros ya que no pensamos que algo así pasaría.

Siempre tienes que está preparada.

Du bist ein verdammter verräter—《 Eres un maldito traidor》Escupe uno de ellos en Alemán.

—Es war alles eine falle, legen sie ihre verdammten waffen nieder— 《Todo fue una trampa, bajen las malditas armas》Responde furioso mi esposo.

—Warum, also laufen sie weg?—《Entonces ¿por qué huyen?》—Replica el hombre otra vez.

Sus palabras me enervan y doy un paso adelante para que me mire a los ojos.

—Seien Sie kein Idiot, wir sind nicht geflohen, wir haben uns aus Sicherheitsgründen zurückgezogen—《No seas idiota, no escapamos, nos retiramos por razones de seguridad》 Respondo colérica.

Glauben Sie nicht, dass derjenige, der die Lieferung sabotiert hat, hinter uns her sein kann? nach deinem Chef?— ¿No crees que quién saboteó la entrega podría estar persiguiéndonos? ¿Después a tu jefe?》

El hombre me mira con intriga y desprecio a la vez. Endurece la mirada mirándo a mi esposo para luego responderme.

—Halt den mund, schlampe, wenn du nicht willst, dass ich dir eine kugel in den kopf jage—《Cállate a tu perra, si no quieres que le meta una bala en la cabeza》

Cierro los ojos con fuerza, sabiendo lo que se aproxima y es cuestión de segundos para que se cree una inminente guerra a mi alrededor debido a la bala que Caleb dejó entre ceja y ceja del hombre que se atrevió a amenazarme.

Todo es un caos a mi alrededor, una lluvia de  balas a se precipita hacia nosotros y, aunque ellos son más, los hombres de mi esposo están perfectamente entrenados.

Los veo eliminar las amenazas poco a poco mientras Caleb no suelta mi brazo y dispara para protegernos.

Me pega contra la puerta de la camioneta para mantenerme a salvo, lo cuál lo distrae y me hace fijar la mirada en el hombre que apunta a él desde su izquierda.

Cómo si de la inercia se tratara saco la pequeña pistola que guardo en mi bolso de mano, y le vuelo la cabeza de un tiro certero.

Ya no hay vuelta atrás, Chiara.

Ignoro la expresión de asombro de mi querido esposo y me suelto de su agarre para disparar en su defensa.

—¿Qué...?—No lo dejo terminar.

—En las buenas y las malas, amore mio—Respondo entre jadeos de adrenalina.—Yo te cubro.

Sonríe, sombrío.

La lucha se hace intensa, dos de nuestros hombres están en el suelo, pero de los Alemanes sólo quedan ocho, siendo nosotros el doble de personas.

En un momento desesperado los hombres que quedan retroceden, pero sin dejar de disparar. Y es cuando noto al igual que caleb el pequeño dispositivo en la mano de uno de los hombres, el cuál mirs fijo la camioneta detrás de nosotros.

—Fünf Sekunden, kleiner Teufel—《Cinco segundos, diablillo》

Y justo cuando la bala sale directo a su cuerpo apreta el botón que hace que caleb me tome de la mano y me obligue a correr lejos mientras sus hombres terminan con los alemanes que faltan.

Uno.

—¡Bomba!—Grito en advertencia.

Dos.

Todos giran a mi dirección.

Tres.

¡Más rápido, Chiara!—Grita, Caleb.

Cuatro.

No puedo...

Cinco.

Somos arrojados al suelo con fuerza. Mi cabeza se golpea contra el asfalto y un pitido se hace presente en mis oídos.

Lucho por abrir los ojos, los cuáles no enfocan completamente.

Caleb.

—Ca.. leb—Susurro.

—¿Estás bien?—Siento unas manos en mi rostro.

Parpadeo repetidas veces para tener una visión amplia, y es el rostro preocupado y ensangrentado de mi esposo lo primero que veo.

—Sí...—Hago ademán para levantarme y el me ayuda.

Ambos miramos alrededor. Todo está envuelto en llamas.

Sólo quedaron seis de los nuestros.

El perímetro es seguro, señor—Reporta Fabio.— Amenaza eliminada.

—Bien, Fabio...—Responde éste  exhausto.—Tenemos que...

Paro de escuchar cuando siento el líquido caliente caer de mi frente. La toco suavemente para mirar una cantidad de sangre considerable.

—¿Chiara?—Escucho a lo lejos.

No respondo, pues todo se vuelve negro.

Pacto Con El Diablo [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora