Capítulo 07.

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Caleb.

Suspiro con pesadez y camino a la oficina de la mano con Chiara.

—Nadie me dijo que el matrimonio era tan difícil.

—Tal vez, porque se decide con tiempo y responsabilidad, no ebrio en Las Vegas—Comenta mi esposa con una sonrisa.

—Bueno, no puedo decir que me arrepiento—Me encojo de hombros abriendo la puerta.

Adentro, Carlos Lombardi, uno de los hombres más importantes de toda Italia y un segundo padre para mí, está sentado en su silla con cara de pocos amigos.

Mira con ironía nuestras manos entrelazadas y sonríe.

—Así que el artículo no mentía.

—Padre...—Empieza chiara, pero la interrumpe.

—No, no, querida—Alza su mano en señal de silencio.—Quiero oírlo a él.

—Carlos, tu hija y yo...

—Te abrí las puertas de mi hogar—Se pone de pie y camina lentamente por toda la habitación.—Te apoyé en todo lo que pude, fuí un segundo padre para ti...

—...Lo sé. Te respeto, Carlos. Pero tu hija y yo...

—No me molesta que se hayan casado—Me corta.

—¿Qué?—Pregunta la chica a mi lado, igual o más confundida que yo.

Su padre ríe como un chiquillo que hace una travesura.

—Desde que estaban pequeños los padres de Caleb y nosotros deseábamos unir aún más ambas familias por medio de ustedes—Confiesa platándose frente a nosotros.—Pero pensamos que sería cruel forzarlos a unir lazos, aún cuando sabíamos como se veían.

—¿Y cómo nos veíamos?—Pregunto, yo esta vez.

—Con amor.

Mi respiración se detiene por un segundo, y puedo sentir a Chiara tensarse a mi lado.

—Desde niños los vimos crecer juntos, más sin embargo no podíamos evitar que se quieran, y no hablo del querer como familia—Camina de nuevo hasta llegar a su silla para sentarse otra vez.—Por eso te fuiste, ¿no?

Siento la mirada de mi esposa sobre mí, esperando una respuesta que me niego a dar.

—No vine para hablar del pasado, Carlos. Vine para darte la cara y decirte personalmente que tu hija y yo nos casamos hace seis meses, y estamos felices con eso.

—¿Estás felíz, mia regina?—Le pregunta directamente a su hija.

—Lo estoy, padre—Responde sin dudar.

—Bien, entonces no se diga más.

—¿Ya? ¿Eso es todo?—Pregunto desconfiado.

Su carcajada llena el lugar.

—Caleb, eres como un hijo para mí, yo te vi crecer, mejor esposo para mi hija no creo encontrar—Sonrío con suficiencia pero me da una mirada severa.—Pero aún así estoy muy descontento por no recibir invitación a su boda, y tú madre también lo está.

—Carajo... sí, yo... eh, hablaré con mamá cuando vuelva de Milán—Balbucea Chiara a mi lado.

—Será lo mejor, se fué por la Marca pero volverá, y recuerda que me debes unos días en casa.

—Lo recuerdo.

—Bien, entonces nos vamos—Interrumpo el momento de padre e hija que me tiene hasta la médula.

Pacto Con El Diablo [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora