Chiara.
Siempre dije que Kellerman era un hijo de puta.
Pero está vez su estupidez llegó a mi límite.
—Ya está todo, Chiara—Dice Fernanda, cerrando el caso que teníamos pendiente para esta semana.
Dos días pasaron desde el encuentro con los Alemanes, dos días de retraso en mi boda porque Caleb se negaba a celebrar nuestros lazos mientras esa escoria seguía oculta por ahí.
Porque sí, luego de darse cuenta de su error salió corriendo como la rata que es.
En fin, hay cosas más importantes. Sé que mi boda será pronto porque le pedí de regalo de bodas la cabeza de ese idiota a Caleb, y el nunca me dice que no, pero si no hace nada pronto, tendré que tomar medidas.
—¿Entonces las chicas actuarán esta semana?—Pregunta mi mano derecha y mejor amiga.
Mi academia de baile era algo particular. Exitosa a fin de cuentas, con increíbles y muy profesionales bailarinas. Son las mejores en su trabajo.
—Así es, en dos días.—Confirmo.— Unos socios rusos pidieron una actuación especial. Es su momento para tomar el control y hacer lo que se tenía planeado.
—¿Estás segura de todo?—Inquiere, preocupada.— ¿Qué dice Caleb de esto?
Caleb...
—No tiene porqué decir algo, no se mete en mis asuntos y yo no me meto en los de él—Trago saliva.—Además, no me lo perdonaría.
—Tal vez...
Dos toques en la puerta la interrumpen.
—Adelante.
—Señorita Chiara, Licenciada Caruso—Entra mi secretaria.—La sala de reuniones está lista y en espera por ustedes.
—En un segundo—Respondo terminando de guardar los documentos que tenía en la mano.
Fernanda se levanta para salir, pero antes me mira y dice algo que me deja pensando en toda la reunión.
—Deberías decírselo, antes que sea demasiado tarde...—Regresa y me mira de arriba abajo antes de continuar.—Y tal vez tu deberías encabezar esa presentación.
***
Estúpida Fernanda y sus frases que te dejan pensando.
El resto del día me la pasé pensando en sus palabras y todas las consecuencias que éstas traían para mi vida.
¿Debería decirle?
Termino de guardar los documentos que tengo en la mano sobre la actuación de las chicas y tomo mis cosas para irme a mi casa. Necesito un buen baño y descansar de este día.
Manejo por las calles de Italia, a simple vista despreocupada, pero con la cabeza hecha un lío.
Maldición.
Marco el número de mi mejor amiga, y en dos tonos responde.
—¿Debería decir que estoy sorprendida?—Se burla a través del teléfono.
Ruedo los ojos y me concentro en la carretera:—¿Cómo se lo digo?
Unos minutos de silencio por su parte me hacen morder mi labio inferior. Es obvio que no es una buena idea.
—Sólo no lo pienses, Mia cara—Suspira sabiendo que no actúo sin un plan.—¿Pensaste en mi propuesta para que seas tú la que presente el show de las chicas?
Ese es otro asunto que me come la cabeza. Quisiera bailar esa noche, si en dos días no tengo la cabeza de Kellerman esa presentación sería ideal para acabar con el problema de raíz.
—Sí, estaré—Confirmo.—Pero sólo si es necesario mi intervención.
—Esperemos que no, Chiara...
—Tengo que colgar, estoy llegando a la fortaleza.
—Nos vemos mañana, Principessa—Corto la llamada y entro a casa para estacionar el auto.
Rápidamente los hombres de mi marido me reciben, como si me estuvieran esperando.
—Señora, el Don la está esperando en su despacho—Dice Fabio, de manera automática.
Frunzo el ceño, no esperaba que Caleb estuviera aquí a esta hora, por lo general se queda hasta tarde resolviendo sus asuntos, y apenas son las siete menos cuarto.
—Gracias, Fabio...
La agradezco mientras entro a la masión, me voy directo a la habitación, no quiero perder ni un minuto de mi precioso baño.
Me quito la ropa rápidamente y me voy directo a la ducha. El agua se ajusta en la temperatura correcta, mi piel lo agradece cuando cae limpiándola de toda la tensión acumulada el día de hoy.
Tomo algo de acondicionador para lavar mi cabello, y justo cuando estoy por masajear unas manos van a él haciendo pequeños círculos que me generan placer.
Gimo extasiada por las manos hábiles de Caleb al consentir mi cabello, pero claro, el momento no dura mucho cuando me toma del cuello y me pega contra la pared.
—Creí haber dicho que te esperaba en mi despacho—Susurra cerca de mi boca.
Relamo mis labios antes de contestar:—Estaba cansada, quería tomar un baño antes, necesitaba relajarme.
Sus ojos se oscurecen mientras una de sus manos baja a mi vagina, frotando mi botón, haciéndome jadear.
—Si querías relajarte me hubieras dicho, me ofrezco como voluntario—Confiesa haciéndome reír con la frase de una de mis sagas favoritas mientras no deja de tocarme.
Mi mano va hacia su pene erecto y comienzo a cubrirlo de arriba a abajo, robándole gruñidos.
Está cerca de mi boca pero no me besa. Busco sus labios pero rehuye de mí.
—Baciami, diavolo—《Bésame, diablo》Le pido en medios de gemidos desesperados.
—Se lo faccio, i giochi finiscono—《Si lo hago, se acabó el juego》
—Baciami, mio bellissimo amore.
Su boca choca con la mía en un beso hambriento que respondo con las mismas ansías.
Deja de masturbarme para tomarme de la parte trasera de los muslos haciendo que lo rodee con mis piernas y estemos contra la pared.
Su intimidad choca con la mía en un roce exquisito que me hace gemir en medio del beso.
—Per favore—Suplico.
Me toma del cuello para penetrarme de una estocada.
Me aferro a su boca, me gusta sentirlo así.
Tan mío.
—Te amo—Gruñe, sin dejar de bombear dentro de mí.—Eres mía.
—Sólo tuya, Diavolo.
***
Luego de una sesión de dexo en la ducha estoy tan cansada, que me duele la cabeza por al tener que contarle todo a Caleb.
El sigue en la ducha, así que me da chance de recostarme y pensar como decirlo.
—Ey, Caleb, necesito contarte algo—Lo llamo desde la cama.
—En un segundo—Responde.
Me acuesto mejor y me tapo con las sábanas, miro el reloj y cierro los ojos para meditar.
Por unos segundos tengo lucidez, pero finalmente cedo y me quedo dormida escuchando a lo lejos:
—¿De qué querías hablar?
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Pacto Con El Diablo [+18]
RomanceLas Vegas siempre tuvo un magnetismo para atraer a las personas. La música, el baile, los juegos y... Las bodas. Chiara Lombardi, hija del Empresario Carlos Lombardi despierta en una lujosa habitación de hotel, acompañada por nada y nada menos que...