Capítulo 16.

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Narrador Omnisciente.

En la vida debemos aprender y entender que hay personas que son efímeras, aunque cargadas de eternidad.

En ocasiones nos engañamos para vivir en una felíz mentira, sin saber el caos que eso conlleva.

Mientras Caleb luchaba por mantener la compostura ante la gran probabilidad de perder a lo único que le quedaba, Chiara se preparaba para el golpe final.

Pues, no sólo en el club estaría Kellerman, aquel hombre que vilmente los mandó a matar, sino que también estarían todos los jefes de las mafias más poderosas.

—Acabaré el problema de raíz—Se dijo así misma para no sentirse más culpable de lo que ya se sentía.

Y es decir, si le has mentido a la única persona importante para ti, a tal punto de ser alguien totalmente distinto, ¿No te sentirías así?

Como la mierda.

Hoy era un día especial.

El Don de la Cosa Nostra tenía preparado un banquete paga tu esposa, en la que no sólo le daría lo que le pidió, mucho más.

—Le dí todo, pero sólo me traicionó—Susurró Caleb, mirando su teléfono hecho añicos contra la pared.

—Señor, tenemos que irnos—Insistió Fabio.—ya el Señor Antoni se está encargando de su her...

Recibió una mirada amenazante de su Don, lo cuál le indicó callar, pero armándose de valor siguió.

—Esta es la reunión más importante de su liderazgo—Alzó la cabeza con valentía.—Hay probabilidades de que su hermana siga con vida, debemos irnos al club, el señor Antoni se encargará.

Tragó, esperando su castigo por desobedecer. Lo aceptaba con dignidad, porque vió por Caleb Russo desde que era un niño, haría lo que fuera por su seguridad.

—Bien—Se sorprendió ante aquella aceptación, y no lo ocultó, haciendo que caleb frunciera el ceño.—Vamos saliendo, quiero acabar esto cuánto antes.

Y salió de su oficina com el corazón desbocado, sabiendo que su hermana quizás ya esté muerta,  pero dispuesto a acabar con lo que amenazaba a su familia.

A sólo diez minutos estaba el Club Ragú, un lugar espacioso y lujoso con capacidad para tres mil personas, el cuál se encontraba cerrado para la pirámide y otras mafias.

También era el lugar dónde el operativo más grande de la historia se llevaba a cabo.

Ninguno de los Grandes Mafiosos de los que iban llegando y saludaban con ironía a otros tenía idea.

Todo estaba perfectamente planeado, ¿Verdad?

No sólo era la primera reunión de todas más mafias en años, sino que también era el fin de una era de miseria.

Estaban emocionados, no sólo por los pactos que lograrían ese día, pues le dee dell'Olimpo Las Diosas》 conocidas por ser las bailarinas más sensuales y exclusivas de todas se presentarían esa noche, como regalo de bienvenida por el Don de la Mafia italiana y la Pirámide.

Todos aguardaban expectantes en la espera del líder, el cuál luego de unas exhalaciones entró al club escoltado por sus hombres, haciendo que todos se levantarán de sus asientos en busca de aprobación.

El Don ni los miró.

Subió hasta el área VIP del Club, reservado para su persona mientras el show procedía.

Ya luego bajaría a las negociaciones.

Esa fué la señal para que las luces se apagaran, creando conmoción.

El escenario destelló con luces rojas y blancas, humo salió de este y The Hills de The Weekend llenó los altavoces.

Debajo del escenario salieron dos bailarinas, las mismas que la propia Chiara Lombardi había entrenado para deslumbrar.

Y mientras ellas bailaban hipnotizando a los mafiosos, Fernanda corría en busca de su amiga.

—¡Anna!—Le gritó a su segunda al mando.—¿Dónde está Chiara?

En ese momento Chiara fué bajada desde arriba del escenario en un tubo en una posición extremadamente sexy.

Eclipsando a los presentes, incluido el Don.

Bajó del tubo con sensualidad y comenzó a mover sus caderas al ritmo de la música.

Fernanda volteó desesperada.

—¡Mierda! Caleb está aquí.

Anna se tensó, y trató de ir en busca de su Jefa  pero Fer la detuvo.

—¿¡Estás loca!? No sabrán que es ella, tiene antifaz—Le gritó.—Prepara todo, hay que salir.

Asintiendo salió corriendo para dar órdenes.

—Se supone que no estaría aquí, explotamos los almacenes, ahí estaba Fiore, no debería estar aquí—Se golpeó mentalmente mientras ideaba un plan de escape.

Miró a su mejor amiga bailar tan a gusto, sabiendo que el fin llegaría, y fué cuando entonces miró hacia el VIP.

Rápidamente sacó el walkie talkie para decir:

Escuadrón Élite, rodeen el VIP, protejan al Don, es una orden.

Fué entonces cuando el caos se desató.

A mitad del baile y en medio del escenario La Diavolessa saca el arma que mata a Kellerman de un tiro certero en la frente, desatando una balacera entre los restantes.

El Don se levanta de su asiento para intervenir, pero mujeres enmascaradas salen de todos los rincones. Todas y cada una de ella con armas de alto calibre, dispuestas a matar a cada uno de ellos.

La élite aguarda en la sombra para proteger al Señor Russo, y el hace acto de presencia al ver a las verdaderas Diosas del Olimpo masacrar a los hombres de las grandes Mafias del mundo.

Recuerden, maten a todos menos a los cabecillas—Habla Chiara por el micrófono en su oreja.

Cuerpos muertos cubren el piso, la lucha sigue, Chiara se encarga de matar a diestra y siniestra sin piedad alguna.

Caleb la reconoce, lo hizo desde que la vió en el escenario, desde que la vió aquella vez con Kellerman y aún así, le dice a sus hombres.

—Maten a los que amenacen a mi mujer—Da la orden sacando su arma para dispararle a un hombre que iba tras ella.

Se distrajo por la acción de su esposo, tanto que no vió rápidamente al hombre que venía detrás de ella con una navaja.

Sólo pudo moverse, logrando que el arma blanca la rozara.

Llena de ira se aproximó a él, quitándosela y clavándosela en un ojo para luego hacerlo en el otro.

Por el éxtasis recorriendo su cuerpo no se dió cuenta que el antifaz cayó.

Y sólo cuando lo escucha del grito del Jefe de la Mafia Inglesa se da cuenta:

—Es la Reina de La Pirámide.

Pacto Con El Diablo [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora