「28」

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La escuela sin alguien que molestase era una experiencia nueva.

Habían pasado varios días desde que Jooyeon armó un escándalo, y aunque se suponía que la semana de chico nuevo duraba —obviamente— una semana, nadie más quiso molestar a Minho durante lo que quedaba de esa. Era como si de repente todos se hubieran tragado las bromas o demás estupideces que tenían planeado hacer.

Entonces Minho se encontró tranquilo. Bien podría haber hecho nuevos amigos ahora que nadie le jodía, pero bueno, no quería. Su naturaleza reacia para socializar con más de dos personas a la vez seguía ahí y no tenía intenciones de marcharse pronto.

Simplemente se mantuvo entablando conversaciones y pasando todo su tiempo en la escuela junto a Seungmin, quien se veía muy sonriente cada que se giraba al asiento vacío de Jooyeon.

Para Minho eso estaba más que perfecto. Tener un solo amigo era algo que había experimentado desde prácticamente siempre, y aunque esta vez se trataba de un chico totalmente diferente al anterior (porque sí, Seungmin y Yeonjun no se parecían en nada), no tenía nada en contra de ello.

Pero estaba más que claro que, de algún modo, tendría que hablar con otros de sus compañeros también. No necesariamente para ser amigos, sino para no ser unos desconocidos cualquiera.

Por eso, casi siete días después de permanecer en la misma rutina de estar junto a Seungmin en los recesos e ignorar a todo aquel se le cruzase en frente cuando era hora de clase, hubo algo que cambió. Todo debido a que era curioso —por no decir metiche—.

Y es que se encontró a sí mismo preguntándose qué era lo que había ocurrido con Jooyeon después de su incidente. Porque le parecía normal que el tipo faltase unos cuantos días debido a la vergüenza, pero no demoró mucho en notar que en la lista con los nombres de todos en el salón ya no figuraba el suyo. Era demasiado obvio, ya que ni siquiera se molestaron en borrarlo bien, sino que había una desaliñada línea negra de marcador cubriendo lo que alguna vez fue un nombre. Ya hasta le estaba dando un algo por ver ese rayón chueco perturbando la hoja blanca.

Entonces quiso averiguar acerca del tema, pero no tenía a nadie con quien debatirlo. Seungmin no estaba enterado de nada que él no, y... Bueno, tampoco tenía más opciones. No es como si pudiese acercarse a los amigos de Jooyeon como si nada cuando seguramente les caía mal. Como el sentimiento era mutuo, Minho prefería guardar distancia con ellos.

De cualquier modo, eso no quitaba el hecho de que realmente quería saber qué pasó.

Y tal vez permaneció viendo durante demasiado tiempo el escritorio vacío detrás del suyo, o tal vez era demasiado obvio y fácil de leer para los demás, pero el punto es que minutos antes de que sonase la campana, la chica que se sentaba a su lado se giró hacia él.

—¿Quieres saber qué fue lo que pasó con Jooyeon? —preguntó, en un tono de voz bastante bajo, para no captar la atención de nadie más.

En esa clase nadie tenía permitido hablar, ya que se suponía que estaban haciendo ejercicios matemáticos y no debía haber ningún elemento que pudiese desconcentrarlos de sus tareas. Tarea de la cual Minho había desistido hacía ya un buen par de minutos.

No era que él fuese un total imbécil cuando se trataba de matemáticas, claro que no. De hecho, era lo que podría ser considerado como bueno, pero su problema era que perdía la paciencia demasiado rápido. Cuando llegaba a algún ejercicio que no podía resolver o cuya respuesta no era correcta, se frustraba y terminaba mandándolo todo a cierta parte para luego comenzar a garabatear en la parte de atrás de su cuaderno.

Se decía a sí mismo que volvería cuando se sintiese más calmado, pero la realidad era que no lo hacía.

—¿Tanto se me nota?

Spooky Hannie || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora