Spooky Hannie || Minsung

『18』

La casa de Chan era linda. La fachada de esta contrastaba con la casa prácticamente destruida que se encontraba a su lado, por lo que lucía más elegante de lo que era en realidad.

Eran las seis de mañana. Seis con veintitrés minutos, si le pedían ser más específicos. Para Minho, eso era demasiado temprano para su gusto. Desde que había llegado al pueblo se propuso ser una persona más productiva y eso implicaba el despertar temprano, pero hombre, ese día superó los límites.

Para empezar, Chan lo había citado casi que a la misma hora a la que el sol salía, y cuando intentó negarse excusándose con que eso era demasiado temprano, el mayor le había dicho que no exagerase tanto. Indignado, terminó por levantarse a eso de las cinco y media debido a que tenía que ducharse, realizar sus necesidades básicas, cambiarse y más cosas que no eran realmente importantes. Además, la casa de la abuela estaba algo alejada de la de Chan, por lo que debía caminar aproximadamente quince o más minutos para llegar.

Diez si iba trotando, pero claro que no haría eso. No era tan fitness.

Antes de irse vio a Jisung entrar por la ventana y seguido de ello lanzarse al suelo como si fuera una bolsa de papas, dispuesto a dormir sin importarle nada. El chico tenía unos horarios de sueño un tanto peculiares, y Minho no los comprendía. Dormir a las cinco y despertar a las nueve no sonaba como algo sano.

Además, el sueño de Jisung era un tanto pesado. No había intentado despertarlo, porque francamente no quería ser torturado y luego asesinado. No obstante, una mañana se tropezó con él sin querer y cuando empezaba a pensar que su vida acabaría ahí mismo, el chico permaneció de lo más sereno, como si no hubiera sentido nada.

Lucía tan pacífico mientras Minho casi andaba por los suelos por su culpa, no era justo.

Ahora se encontraba en una situación similar, porque mientras Jisung dormía con tranquilidad en su habitación, Minho se hallaba de pie en medio de la calle, somnoliento y cansado con los rayos del sol quemándole la cabeza. Ay, quería volver a dormir. Amaba dormir.

Comer y dormir eran las únicas actividades en el mundo que le agradaban. Lo demás era pura basura.

"Estoy afuera, ábreme". Se leía en el mensaje que le envió a Chan una vez se hartó de esperar, pero oh sorpresa, este todavía no tenía respuesta.

Había tocado la puerta quizá unas diez veces y ya empezaba a sentirse como una persona indecente. Sabía lo molesto que era que alguien tocase una y otra vez con insistencia —porque Yeonjun era así, un tipo tan sinvergüenza que ni siquiera se preocupaba por el qué dirían los vecinos de Minho ante sus gritos—, pero también era impaciente y las ganas de tirar la puerta abajo por no ser atendido eran grandes.

¿Para qué Chan lo había citado tan temprano si de todas maneras lo iba a dejar esperando quince minutos afuera? Estaba indignado, sentía como si le hubieran robado quince minutos a su preciado sueño de belleza.

Cuando procede a llamar a la puerta otra vez, esta se abre, ocasionando que su puño quede alzado en el aire de una forma bastante ridícula.

—Disculpa la tardanza, no me golpees —es lo primero que Chan dice al verlo, y entonces Minho se da cuenta que permaneció con la mano extendida durante mucho tiempo. La baja de inmediato—. Pasa, estaba esperándote.

—Sí, se nota —musita sarcástico sin querer. A veces solía ser bastante borde sin proponérselo, pero era algo que no podía controlar.

Al ingresar se percata de que la casa de Chan es aún más bonita por dentro. Luce exactamente como te lo imaginarías si solo observases la estructura de afuera. No era un lugar espacioso, pero era, en definitiva, acogedor. Los muebles eran lindos, y las múltiples decoraciones para nada anticuadas —no como las de la casa de la abuela Hyemi—, le agradaban bastante.