「31」

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Minho pensaba que a veces las situaciones con Jisung podían ser extrañas, del nivel que una persona normal, común y corriente, no se encontraría en un día cualquiera.

Con ese a veces, en realidad se refería a todo el tiempo.

Porque estaba cien por ciento seguro de que alguien con todas sus facultades mentales en orden y con los tornillos bien asegurados en todas las partes de su cabeza, no comprendería ni un poquito en lo que se había convertido su vida.

—¿Cómo dijiste que eran sus nombres?

Con la pregunta de Minho, Jisung se vio indignado, como si estuviera harto después de haberle repetido cinco veces la misma información. Tenía sentido. Las ardillas a su lado también se veían molestas, por lo que emitieron un chillido de clara molestia.

Minho les ofreció una mirada de disculpa.

—Se supone que tienes que observar más, presta atención —reclamó el menor, segundos antes de girarse para señalar a cada una de las ardillas—. La más grande y fortachona se llama Mantequilla, la de color café con leche y con ojos grandes es Maní, y el que tiene cara de querer asesinarte por no aprenderte su nombre es Mermelada. ¿Entendido?

Minho asintió, fingiendo que realmente ya su cerebro había asimilado cual era el nombre de cada una de las tres ardillas gemelas que veía frente a sus ojos. Estaba seguro de que las ardillas en definitiva no eran gemelas, pero vaya que le estaba costando diferenciar cual era cual.

Luego de haber decidido que quería ser una persona más observadora, Jisung se lo tomó en serio y estuvo llevándolo al bosque durante tres tardes seguidas para que aprendiese cosas sobre él. Se dirigían al lugar después de almorzar y regresaban justo antes de que el sol comenzara a ponerse. Se suponía que debía analizar cada acción de Jisung y guardarla en su memoria para asociarla con su comportamiento más tarde. No estaba funcionando, a decir verdad.

En algún momento de su tarde, Jisung recibió la visita de una de sus ardillas. Minho sabía que el chico era amigo de prácticamente todo ser vivo existente en el bosque, pero que las ardillas eran sobre todo sus animales favoritos —aunque el muchacho dijera que no tenía preferencia por ninguno—. Las ardillas, quienes parecían guardarle mucho cariño al chico mágico, le habían dicho que querían conocer a Minho luego de haberlo visto merodeando el sitio durante tanto tiempo.

Cuando Jisung le comentó que sus ardillas querían presentarse formalmente, Minho no pudo hacer más que encogerse de hombros y aceptar, pensando en qué tan difícil podría ser presentarse ante unas ardillas cualquiera que se suponía que no eran animales tan inteligentes.

Pero, por algún motivo, los animales que se relacionaban con Jisung resultaban siendo mucho más inteligentes que el promedio. O quizá todos los animales eran igual de inteligentes, solo que no tenían manera alguna de comunicarse con los humanos como lo hacían con Jisung. Minho no lo sabía. El punto era que las dichosas ardillas llevaban más de veinte minutos intentando que él las reconociera. No habría problema si fueran unas cuantas, pero hasta ese momento Minho había visto aproximadamente unas treinta y el rostro de ninguna de ellas se quedaba en su memoria.

Recordaba haber visto a una llamada Nutella, otra que tenía por nombre Ganache e incluso creía haber visto a una llamada Cheesecake.

Después del quinto nombre de postre y el décimo de comida, empezó a cuestionarse cuál era el origen de cada uno de estos.

—¿Tú les pusiste nombre a las ardillas o ellas decidieron como llamarse?

—Yo las nombré cuando nacieron. De hecho, le he puesto nombre a cada animal del bosque —Jisung dijo con orgullo a la vez que Maní (¿o era Mantequilla?) subía por su cabeza para descansar sobre su cabello—. Es mi trabajo especial desde que era niño.

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⏰ Última actualización: Aug 13 ⏰

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Spooky Hannie || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora