Spooky Hannie || Minsung

「30」

Aparentemente, toda persona existente pensaba que Lee Minho era un chico poco observador. Todos excepto él mismo.

Su dilema comenzó cuando por la mañana mientras caminaban hacia la escuela, Seungmin parecía más emocionado de lo usual. Daba pequeños saltitos de vez en cuando y había empujado a Minho un par de veces sin quererlo. Así había sido hasta que el mayor se hartó y silenciosamente decidió cambiarse de acera para dejar de ser molestado.

Todo bien hasta ahí. Era normal que Seungmin a veces fuera un poquito demasiado para Minho, pero nada más. No se suponía que hubiera un trasfondo.

Cuando llegaron a la escuela y la actitud eufórica de Seungmin todavía no se había ido incluso cuando Changbin se aproximó a ellos, las cosas seguían estando bien. Lo estuvieron hasta que aproximadamente tres minutos antes de que tocase la campana, Seungmin por fin dejó de saltar y en su lugar se posicionó frente a Minho, manteniéndose quieto de una vez por todas.

—¿No notas algo diferente hoy? —preguntó entonces, con una enorme sonrisa plasmada en su rostro.

—Que tienes demasiada energía para ser tan temprano en la mañana y no puedo entenderlo.

Y no era mentira, la alegría matutina de Seungmin estaba quitándole años de vida a su yo que apenas se consiguió despegarse de la cama.

Todo era culpa de Jisung, quien con sus ruiditos de chico nocturno lo había despertado sin querer durante la madrugada. Ya no pudo conciliar el sueño otra vez y por ello terminó limpiando su habitación para matar el tiempo hasta que fuera la mañana. Incluso obligó a Jisung a ayudarlo en modo de compensación por haberlo despertado y eso se convirtió en una competencia sobre quien podía encestar más ropa sucia en el canasto.

Como debió haberlo sabido, perdió. Su puntería resultó ser peor de lo que recordaba que era y eso se sintió como un golpe directo hacia su —ya un tanto dañado— ego.

—¿Además de eso?

Seungmin pestañeó repetidas veces, esperando con ilusión una respuesta de su parte. Respuesta que Minho no tenía, porque no le veía nada más que no hubiera tenido días anteriores.

Se giró lentamente hacia Changbin, pidiéndole ayuda con la mirada para salir de esa. Al pelinegro pareció hacerle gracia, por lo que solo le sonrió y se encogió de hombros, dejándolo igual de ignorante que como estaba segundos atrás.

Fingió pensar por un corto instante para disimular que realmente no tenía idea de nada.

—¿Estás usando un nuevo perfume? —murmuró como último recurso, a lo que la sonrisa de Seungmin comenzó a desvanecerse instantes antes de que su mano se elevara para proporcionarle un golpe en el hombro. Minho se quejó—. ¡¿Y eso?!

—¡Literalmente tengo el cabello de otro color y no pudiste darte cuenta, ¿cómo es posible?!

Solo entonces fue cuando Minho examinó de verdad el cabello de Seungmin, notando que en efecto, estaba de un color distinto. Era un castaño ligeramente más claro que su tono natural, nada demasiado extravagante pero sí notable.

De todas maneras, ¿cómo Seungmin esperaba que él se percatase de ello? No es como si se tratara de un color fácilmente reconocible como verde, rojo vivo o incluso anaranjado, ¡era casi el mismo marrón!

—Fue a mi casa ayer por la tarde y en resumidas cuentas me manipuló para que acepte pintarle el cabello a cambio de media pizza. Él ya se había comido la otra mitad—Changbin explicó, también recibiendo un golpe por parte de Seungmin.

—No puedes negarme que la pizza estaba deliciosa, fue un trato justo —se defendió.

—Tenía piña, por ende esa cosa no era ni siquiera comestible.