Capitulo 13

135 27 4
                                    

Capitulo 13


Sirius, me ha estado mandando mensajes constantemente en el trascurso de la mañana. Se ha disculpado por no poder pasar por la biblioteca con el café de cada mañana en los últimos dos días, se había vuelto una costumbre para ambos. Me permití bromear con él, acerca de que la etapa de conquista acabo, ya que me beso y por lo tanto ahora no recibiría más cafés. Me aseguro, que aquello no era así y en cuanto se presentara una oportunidad de aparecer en la mañana me traería mi café. Fuera de aquella broma, comprendo su situación y en cierto punto, me alegra que de verdad trabaje, comenzaba a creer que no tenía un trabajo.

Me ha pedido disculpa por cancelarme la cita de este atardecer, no me he molestado, pero quería verlo. No voy a mentirme a mí mismo, siento una atracción algo fuerte por su persona, quiero sumergirme y nadar sobre el reciente sentimiento que eso me provoca, quiero ver donde me lleva su corriente. Quiero experimentar esta posible relación, tengo la esperanza de que se convierta en un fuerte sentimiento.

Para ser sincero, toda persona necesita sentir, con la edad que tengo, tengo la necesidad de entablar una relación seria, con un posible futuro a la vista. Más allá de eso, por dios, soy humano y un hombre sano que ha dejado en pausa su vida sexual mucho tiempo ya. Quiero retomar una vida sexual activa, y la quiero retomar con este hombre de boca seductora, porque sus besos me han dejado sediento.

Estos dos últimos días, he sentido en mi interior la llama de un fuego que pretende crecer y arder fuertemente. Siento ese cosquilleo en mi bajo vientre, que si bien no es suficiente para tener una erección, si lo es para la ansiedad constante de que algo suceda en mi vida cotidiana, para ser más explícitos, algo sexual.

Solo de recordar las atentas caricias, que sus expertos dedos proporcionaron a mi oreja durante el beso, provoca una onda de escalofríos que hace temblar mi cuerpo como si un viento frio lo golpeara, solo que mi cuerpo no siente nada de frio, el calor sube por mi cuello en esos momentos, que no son pocos en estos dos últimos días que no lo he visto.

En resumen, deseo volver a besarlo, para redescubrir el interior de su boca, para sentir mi lengua humedecerse a través de la suya y frotar su aspereza con la mía, para deleitarme con el sonido de esos jadeos y casi inaudibles gemidos que emitía, cuando mi lengua entraba con brusquedad y absorbía con dominación, quiero descifrar si esas atenciones de sus dedos a mi oreja fueron casualidad, una costumbre o quizás un fetiche. Y no me molestaría llevar a cabo toda una larga investigación sobre la acción, puedo inventar más de una forma para obtener distintas hipótesis y repetir la actividad más de una vez para llegar a una respuesta.

Después de todo, sus dedos son dignos de ser observados y estudiados, ya que aquel estudio llevaría la compañía de su mano completa y aquella boca alucinante. No debería tener estos pensamientos en mis horas de trabajo, cuando un grupo de alumnos me interrogan sobre libros que redacten alguna guerra que he olvidado que estaba buscando.

Labios carnosos y vivos de un color tan natural, suaves y ocultando detrás una lengua tan hábil, larga, ancha y húmeda. Ha sido parte de mis fantasías adolescentes, estar en aquel Skate Park, rodeado de skaters y practicar la actividad que realizaba en esos años me ha llevado directamente a sentirme en el pasado.

Había una persona en mis pasados años de escuela, siempre hay una. Se trataba de un chico, parecía mayor que yo, vivía en el mismo vecindario de mi madre, incluso yo sabía cuál era su casa. Era mi amor platónico, verlo mejoraba mi día al instante. Tenía mis fantasías con su persona, con sus labios, estas comenzaron el día que me había sonreído. Hasta el día de hoy, me siento afortunado, no de a ver tenido un crush, como los adolescentes hoy en día lo llaman, sino porque este me haya brindado tales sonrisas. Aunque, todo comenzó a partir de mi auto humillación al casi ser atropellado por no cruzar bien calles transitadas, eso me llevo a su sonrisa.

Después de aquel casual encuentro de miradas y sonrisas extremadamente reconocedoras, era típico y normal sonreírnos mutuamente cuando nos cruzábamos en el vecindario. Lo veía como un alma solitaria, siempre lo encontraba caminando solo y por más que intente saber su nombre o alcanzar algún conocido suyo... él prácticamente no existía para las personas de aquel vecindario. Pregunte a mis vecinos y conocidos de mi familia, según todos ellos, la familia de aquella casa, a la cual lo veía entrar, no tenía hijos o integrantes que rodearan mi edad.

Sin embargo, yo sabía que no estaba loco y mi amor platónico no era una alucinación, era real y su sonrisa era hermosa a través de aquellos carnosos labios que se convirtieron en una obsesión, imagine por tantos lugares de mi cuerpo aquellos labios.

Mantenía la ilusa fantasía y esperanza de que un día me saludara con un"hola, ¿cómo estás?", porque yo no tenía el valor para hacerlo. No parecía muylejos de la realidad, si la sonrisas se llevaron a cabo, ¿por qué una simplepalabra no? Claro que, nuncasucedió, pero hay quedo la esperanza, entre las cuatro paredes de mi habitación,en la casa de mi madre.

Un día deje de sonreírle, porque no solo habíapasado un tiempo sin verlo, sino que también porque en una ocasión en que locruce y sonreí, él no pareció notarme, iba apurado, atareado, pero yo comencé asentirme estúpido encerrado en ese sentimiento platónico y unilateral. Loignore y lo quite de mi sistema, así pude seguir adelante. Lastimosamente,llego un punto en el que no lo volví a ver nunca más.

Me mude fuera del vecindario, cerca de la facultady hace un tiempo, cerca de mi trabajo. Las veces que he ido a visitar a mimadre, tampoco lo he visto. No es que esto haya afectado mi vida de algunaforma, sé que todos pasan por un amor platónico y que yo he tenido suerte alobtener esas sonrisas, que me hicieron sentir especial en el los momentos másvacios de esa etapa.

El punto, con este tren de pensamientos, son loslabios de Sirius, tengo una obsesión por ellos y, ¿realmente eran los labios elpunto? Tal vez, era ese sentimiento de volver al pasado por las emociones, elcosquilleo en el bajo vientre, la ansiedad y el tiempo pasado en el Skate Park...o tal vez, todo esto haya surgido de la peculiar acción de sus dedos al besar.Al demonio con el rodeo y penosa vergüenzaadolescente, ya no soy uno, no hay razón para ser tímido.

Llegando a los treinta años, te das cuenta deque no debes quedarte con la inocente conversación cuando esperas algo más, nohay necesidad. Puedo preguntar, decir todo lo que quiera si no falto el respetoa la otra persona y estoy seguro de que nada de lo que mi cabeza está pensandopodría ser ofensivo para el loco periodista que está más que interesado deentrar en ese terreno. Ahora, que losalumnos se han retirado y obtengo mis minutos a solas con un gato perezoso yuna taza de té, puedo ocuparme de mis asuntos personales.

¿Siempre que besas tienes el hábito de acariciarle laoreja? ¿Es un fetiche o algo por el estilo?

¿Severus? Wow, me sorprendes.
Te he dado increíbles besos y he hecho cosasalucinantes con mi lengua y, ¿tú te centras en lo que han hecho mis dedos en tuoreja?
¿Y cuanto llevas pensando en eso?

Repito,¿es un fetiche o algo por el estilo?

No lo se... ¿quieres averiguarlo?

Si.


Continuara...

Este capitulo, ha sido para mostrar el punto de vista del chico de negro, como lo había vivido y sentido esas sonrisas... ¿han tenido un platónico así en su adolescencia?


¡Gracias por leer!

El chico detrás de los librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora