Capitulo 14

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Capitulo 14

Sabía, que no podría ver a Severus en las mañanas que quedaban en la semana, mi trabajo me está comiendo sin piedad mí y mi preciado instante de café con el gruñón bibliotecario, que está pasando a ser muy excitante. Es algo más que cruel, que mi trabajo consumiendo todo el tiempo que yo podría invertir en besarlo y acariciar su oreja como parece que quiere.

Íbamos a encontrarnos la tarde de ayer, pero mi trabajo, nuevamente, me presento inconvenientes que no podía dejar para otro día. Me disculpe con él y lo entendió, fue algo sorprendente, siendo que lo creía gruñón, pero comienzo a sospechar que solo es una fachada y en realidad es muy dulce.

Nos hemos estado masajeando desde esta mañana, comenzando con sus "buenos días", y entonces el día mejoro inmediatamente, a pesar de tener que despertar temprano, de dormir poco, de saber la cantidad de trabajo que me esperaba y sin una hora precisa en que finalice, nada importo, porque esas dos palabras fueron como un hechizo, definitivamente será un buen día.

Nunca pensé que dos palabras podrían ser tan significativas, no solo por la persona de la que provienen, que se ha comenzado a volver más y más especial a mis ojos, sino tambien por el simple hecho de que alguien te recuerde apenas despierte y te desee un buen día.

Cuando termines tu trabajo avísame y nos encontramos.

Hombre, es lo más agradable que me han dicho en mucho tiempo, solo para conseguir mis besos.

Eres tan estúpido, que considero dar de baja mi oferta.

Lo siento, solo bromeaba.
Hombre bonito, me encantaría, pero no tengo idea cuando terminare, posiblemente llegare a casa como a las 22hs y con olores no deseados.
A menos que quieras venir a mi casa, no creo que resulte agradable una cita a las 22hs con un tipo que huela feo y no quiera caminar del cansancio
.

Perfecto.

¿El tipo oloroso te suena perfecto?
Tienes gustos extraños, no será las caricias en la oreja algún fetiche raro, ¿cierto?
Porque te aviso, no me van esas cosas extrañas.

No, esa parte es asquerosa.
Solo dime donde es tu casa y estaré ahí, para cuando ya estés duchado.


Repito: es lo más agradable que me han dicho en mucho tiempo, solo para conseguir mis besos.

Repito: eres un idiota.

Uno que supo como besarte.

Vete al demonio.

Mejor te beso.


Te muestras así idiota y no quiero besarte, quiero vomitarte.

Ya te dije, que no me van esas cosas raras, los únicos fluidos corporales que aceptare que dejes en mi cuerpo son saliva y semen.

¿Esa es una propuesta indecente?

Te espero en mi casa, bonito. 
Más tarde te paso el horario.


Este hombre, tenía más de lo que había imaginado, era un poco de mucho en un solo... ¿envase? Tan sorprendente, de esas personas que cuando crees que ya las conoces, de pronto te muestran un lado que te hace sentir que es otra persona, pero sabes que es la misma.


-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-



Llegue a la puerta, del apartamento de Sirius, unos minutos antes de las 23hs. Cuando recibí su mensaje de que estaba camino a casa y la dirección, me dirigí primero a una pizzería cercana, imagine que estaría hambriento y yo no es como si supiera cocinar más que lo básico para sobrevivir solo. Llevaba dos pizzas y unas cervezas.

Toque a su puerta dos veces y no ha venido a recibirme todavía. Comienzo a sentirme nervioso, me pregunto si mi cabello aún está bien peinado, si mi olor corporal es agradable, me he duchado al llegar a casa, también me perfume, me puse de mis pantalones más ajustados y una camisa color vino que he arremangado sus mangas hasta mis codos y no lo negare, he venido más que preparado con la intención y precaución por si algo sucede.

Toco una tercera vez la puerta al no ser atendido. Me comienzo a preguntar si debo marcharme, cuando escucho ruidos y la puerta se abre, me recibe la imagen de su persona con el cabello mojado, el torso descubierto, cubierto con solo una toalla en su cintura e incontables gotas de agua resbalando por toda la gran extensión de piel que brilla frente mis ojos.

— Llegaste—lo escucho susurrarme, es cuando me percato de su rostro y aquella voz, ambos con un notorio tinte de cansancio.

— ¿Te interrumpí a media ducha?—pregunto con una sonrisa—. Toque varias veces...

— Si, lo siento, pasa—me da lugar a entrar—. En realidad, había terminado, pero como no venias me quede un rato más en el agua caliente.

— Bueno, imagine que estarías tan cansado como se te ve y pensé en pasar por algo que comer, ¿te gusta la pizza y cerveza?

— Me encanta—se acerca a mí y toma mi rostro entre sus manos y deposita un beso sobre mis labios.

— Bueno, solo dime donde comeremos y acomodare esto mientras te cambias—me señala hacia un sillón, con una pequeña mesa en frente y un televisor.

Cuando se retira por una puerta a paso lento, cargando todo el cansancio de las largas horas, yo me dirijo hacia el sitio donde comeremos, hecho una mirada a su casa, todo lo que alcanza mi vista. No es muy grande, pero se ve cómoda, ordenada, limpia. Un sencillo lugar, sin mucha decoración, tan limpio, vacio y ordenado, que es difícil creer que vive aquí solo.

Minutos más tarde, lo veo aparecer con un pijama y se sienta al lado mío y a diferencia de atacar la pizza o cerveza, ataca mis piernas, recostando su cabeza en ellas. Se acomoda y cierra sus ojos.

— Pensé en ponerme algo más sexy—comienza a hablar—pero estoy tan cansado—suspira—así que lo pensé y me dije que, si solo íbamos a comer y dormir, no te molestaría—comprendo su cansancio, acaricio su cabello con delicadeza, esta húmedo y el olor a champo frota hasta mi nariz, lo disfruto un momento antes de contestar.

— Claro que no. Así que, primero vamos a comer, así después dormimos y no al revés—se incorpora y me observa con aquellos ojos somnolientos que parpadean con lentitud.

— Ten cuidado, Severus—me dice, acariciando mi mejilla con una de sus manos—. Siendo así, corres el riesgo de que caiga perdidamente enamorado de ti.

— ¿Es así?—pregunto y él asiente.

— No tienes idea, asique ten cuidado si no es lo que buscas.

— Tal vez si lo sea—me acerco y le doy un corto beso, sin buscar o pretender más que demostrarle dulzura, porque comprendo su estado y no quiero exigirle nada esta noche, más que permanezca despierto el tiempo suficiente para cenar y llegar a la cama a dormir, pude llegar aquí con ciertas intenciones, pero ellas han cambiado al verlo.


Continuara...

Amo los mensajes, ¿ustedes?


¡Gracias por leer!

El chico detrás de los librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora