Capitulo 25

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Capitulo 25

Ir de compras con mi madre, es algo que he comenzado a disfrutar más y más en estos últimos años, es una compañía agradable y una voz sabia en cuanto a simples lecciones de elecciones cotidianas. Siempre me llevo algún aprendizaje para mi vida diaria de ella, ya sea de cocina, limpieza o solo como manejarme en mi día a día. Gracias a ella, también aprendí como cuidar una mascota, y un poco de sitios web, pero a diferencia de todos esos sitios, ella es una voz fiable.

Tomo su brazo mientras caminamos de regreso a casa, posiblemente sea la única mujer en mi vida a la cual sostenga de esta manera. Observo su mano libre agitándose en el aire para expresarse a la vez que me cuenta de la ultima discusión de mi tía con su hijo, dice que es un adolescente y es normal que se revelé, asegura que le ha dicho a mi tía desde hace años que no se debe alterar o sentir triste por esas discusiones, que pasaran cuando vaya creciendo, me recuerda que yo fui igual y por eso sabe que decirle a mi tía, insiste en que es algo que todo adolescente debe atravesar, las discusiones con sus mayores.

—Haber si recuerdo, odiabas mi skate, que estuviera todo el día con el "grupo de pandilleros de skate" fuera de casa. Detestabas que gaste dinero en comprar mangas, que pasara todo el día leyéndolos en mi habitación. Me pedias que hiciera algo más, pero te enojabas si me ponía a escuchar música. Prácticamente, madre, odiabas todas mi actividades de adolescentes y te contradecías sola—comento bromeando.

—Cuando cumpliste la mayoría de edad, pensé que no vería un objeto de esos nunca más en mi vida, que habían pasado de moda. Imagínate mi sorpresa al ver a tu primo llegando un día en uno de esos. Incluso, lo dejo en casa, veo esa cosa y tengo pesadillas—suspira dramáticamente.

—Todo en cuanto a la moda es así, mañana podrías despertar y enterarte que esos viejos zapatos que guardas de tu adolescencia, están por las pasarelas de Europa siendo lo último en tendencias.

—Ríete de mis zapatos, pero tu padre en vida los amaba.

— ¿Los conservas para recordarlo? Porque si esa es su función, yo hubiera guardado sus chaquetas... ¿No sabías que las hombreras se volvieron a usar? Podrías haberlas confeccionado.

Ella continua hablando, me explica porque las dono hace tiempo y después de eso se que pasara a contar la historia de aquella vez que mi padre la invito a salir cuando estreno esos zapatos.

Mi mente está un poco alejada de esas palabras, historia y conversación. Estamos a media cuadra de la casa donde siempre veía entrar al chico de mi adolescencia, podría llamarlo "amor platónico" o "chico de la sonrisas", también podría ser "el chico que se rio de mi torpeza cuando casi me atropellan", aunque este último resulta más claro y poco cómodo.

Es poco posible, más bien imposible, lo que mis ojos registran. Pase meses intentando averiguar su nombre en esa época, pero nadie sabía de la existencia de un muchacho viviendo en esa casa, mi madre me aseguro que en esa casa no vivía ningún chico alrededor de mi edad.

Ahí esta, se llama Sirius y se encuentra abrazando a una mujer mayor, también está allí la niña de la que mi primo está enamorado y él deja de abrazar a la mujer para ir por la niña, alcanzo a ver su sonrisa cuando ingresan a la casa desapareciendo de mi vista.

No puede ser Sirius, es imposible. Mi novio en este momento, a estas horas, posiblemente esté hablando con un aparato tecnológico, durmiendo, o solo estando allí en su casa descansando. Estoy seguro de que si vería a su amada sobrina me lo hubiera dicho, quizás no era Sirius, pero su rostro es inconfundible. Esta la posibilidad de que sea la casa de su hermana, que haya venido a verla, esa mujer mayor puede ser su madre, quien también visita la casa de su hija.

— ¿Me estas escuchando? ¿O es que regresamos a ese tiempo de tu adolescencia donde no me prestabas atención cuando hablaba?—mi madre me sacude llamando mi atención.

—Claro que te escucho mamá.

— ¿Entonces no te molesta que le alquile la habitación al hijo de mi amiga?

— ¿Qué hagas qué?

—Pensé que me estabas escuchando—se queja.

— ¿Por qué alquilarías mi habitación?

—Porque vives solo y no se utiliza.

—La utilizo, cuando vengo de visitas.

—Puedes dormir en el sofá, es nuevo, grande y cómodo.

— ¿Pero porque alquilarías una habitación de la casa? Tener a un extraño dentro no es seguro para alguien de tu edad... ¿Necesitas dinero? Si es eso, puedo encargarme, mamá...

—Deja eso—se suelta de mi agarre—. Es solo que mi amiga está teniendo problemas en su casa, su hijo no se lleva bien con su pareja y el chico se quiere mudar alquilando algún sitio, tiene solo veinte años, ella está preocupada de que pueda pasarla mal viviendo solo. No pueden convivir los dos en la misma casa y mi amiga quiere permitirle la oportunidad de elegir y soltarlo un poco.

— ¿Y eso que tiene que ver contigo?

—Quiero ayudarla, tengo tu habitación libre y estoy todo el día sola.

—Por eso mismo no es una buena idea, si el chico tiene problemas en su casa, puede llegará ser un problemático poco seguro.

—Solo es un niño...

—Tiene veinte.

—Por eso, es un niño, su madre estará tranquila si está viviendo conmigo donde podrá comer y todo, el aceptara, ya que será alquilado.

— ¿Y después que sigue? ¿Alquilar a una madre y su bebé la habitación de mi hermano? ¿Harás un negocio de la casa?

—Ya estas exagerándolo, la habitación de tu hermano no puedo alquilarla, el duerme tres de siete días en casa.

—No creo que sea seguro—insisto, mientras entramos a casa.

—Creo que será una buena compañía, mi amiga dice que es tranquilo y compañero. Si tengo dos hijos grandes, cero nietos, una casa grande y vacía... al menos déjame tener un inquilino.

—Puedes tener una mascota, es también una opción, No puedes terminar de criar hijos ajenos.

—Tus estas criando un gato callejero, hijo de alguna gata. Es lo mismo, solo que es humano.

—Recuérdame regalarte un cachorro el próximo día de la madre, así no sigues con estas ideas.

—Mejor ve a desocupar tu ex habitación, el chico se muda aquí el miércoles—me ordena, mientras sacamos las cosas de las bolsas que he traído cargando.

— ¿Y hasta ahora me lo dices? ¿Qué ha dicho mi hermano de esto?

—Severus, no le veo la cara a tu hermano hace una semana.

—Me dijiste que viene tres de siete noches a dormir—le recuerdo.

—Sí, viene a dormir, se va por la mañana, no lo veo. Pero sigue siendo adorable, me deja notitas de buenos días en el refrigerador.

Sin querer discutir más con ella, la dejo sonriendo sola en la cocina recordando las notas de mi hermano, me dirijo a mi "ex habitación". De alguna manera, siento que me están echando, ilógico, ya que tengo el sofá con mi nombre, es donde dormiré si me quedo de ahora en más. No lo había notado, pero mi madre tiene la necesidad de seguir siendo madre, de criar a alguien, si lo hubiera notado antes, le hubiera dado a mi gato, un cachorro o un ave. Si, un ave que hable, hubiera sido mejor compañía que un joven de veinte años del que no se una sola cosa.

No tengo muchas cosas, más que nada son artículos de mi adolescencia, recuerdos y ni un poco de energía para moverlas toda a maletas o la habitación de mi hermano. Decido, dejar la tarea de mudanza a un lado y enviarle un mensaje a Sirius, eso es mucho más productivo.

¿Cómo va el día con la señorita Google? ¿Ya encontraron la manera de tener sexo virtual?

Oh, sí. Es tan excitante la penetración a un aparato tecnológico. Pero prefiero el sexo telefónico, por si quieres ofrecerte esta noche.

Sí, creo que Google no es tan buena amante si no te dejo satisfecho.

Podría decirte que dice ella al respecto, pero estoy con adultos y niños alrededor, no puedo hablar con mi lady, pero diría algo como: "no entiendo" o "estoy para ayudarte".


¿Donde estas?

Envió la pregunta, escuchando en mis oídos el fuerte latido de mi corazón, una ligera taquicardia que me hace sudar y agradecer que esté sentado en la cama.

No quería pasar otro domingo solo y aburrido, decidí venir a la casa de mi madre y resulta que aquí también está mi hermana con mi sobrina y mi cuñado. No descansare mucho, pero tendré un día en familia.

No contesto, porque es demasiada coincidencia para procesar y decir algo ante mi descubrimiento. De pronto mi madre y el chico que alquilara pasan a segundo plano. No sé cómo reaccionar o que hacer... ¿cómo tomar algo como esto?

El chico del cual me enamore, el de la sonrisa de saludos, ese que se rio de mí y me reconocía a cada cruce, el chico con el que soñaba y jamás supe su nombre... es Sirius. El insoportable periodista que me llevaba café cada mañana y me llamaba gruñón. Sirius, es el mismo chico, que un día, de la nada dejo de sonreírme, el que no vi más. El invisible habitante de una casa, el vecino que nadie conocía o sabia su nombre, ese mismo... es mi novio.

Puedo llamarlo coincidencia, destino, casualidad. Ninguno me da la respuesta a qué hacer con esta información, con este descubrimiento... ¿Debo decirle? ¿Debo guardármelo para mí y sentirme feliz de que sea él? ¿Me recordara? ¿Saber que soy ese chico o mataría algo en sus recuerdos? ¿Si quiera le importa? ¿Quizás no fui para él tan importante como lo fue para mí ? Si solo fui alguien más, sería un tanto ridículo sacarlo en medio de una conversación a esto.

Me siento extraño, tantos recuerdos ahora tienen un cambio en mis emociones con esta información. Muchas veces me dije que lo mejor era no saber su nombre, no saber más de él, que estaba bien la manera en que termino, de otra forma la magia e ilusión se perdería. Estaba bien con solo lo que había en mi cabeza y lo que esta creaba. Ahora conozco todo de esa persona y estoy asustado, más allá de ese sentimiento, no sé como sentirme, por lo que no podría describirlo.

Sé que no está bien dejarlo sin respuesta, podría enojarse y necesito tiempo para pensar en todo esto, necesito saber qué hacer, pero eso no implica que lo quiera enojado o que se sienta mal.

Siempre hace bien un día en familia, disfrútalo, hablamos después.

En otra ocasión, hubiera bromeado diciendo que llevara a la señorita Google, pero no me siento con ánimo para ello, mi mente esta confusa y una gran parte de mi quiere gritar "destino", pero me niego a creer en eso. Con la edad que tengo, no puedo guiarme de esas cosas. Leo mangas, pero no creo en sus historias.

Solo tomarlo y seguir no parece correcto, reírme de la situación lo siento una falta de respeto a todos mis recuerdos y mi fantasías adolescentes.

Continuara...

Se que dije que no subiría más que de a uno por día, pero no me resistí por lo que implicaba este capitulo y quizás...suba uno más.


Por otro lado, ese inquilino en la casa de la madre de Severus... recuerdenlo para la siguiente historia. 


¡Gracias por leer!

El chico detrás de los librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora