Capitulo 26

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Capitulo 26

Que Severus, me enviara mensajes preguntando dónde estaba y a qué hora volvería a mi casa, simplemente me tiene desconcertado, teniendo en cuenta que le comente que me encuentro en casa de mis padres. Llevamos pocas horas, prácticamente un día de novios, pero en el tiempo que lo conocí no me dio la impresión de ser alguien que hiciera este tipo de cosas.

Volveré al atardecer.

Ya casi esta atardeciendo.

Por eso, en un rato estaré saliendo a casa.

Avísame cuando salgas.

¿Para qué?

¿Te molesta enviar un simple "ya abrí la puerta para salir"?

No, pero me resulta extraño que pidas eso... ¿Piensas que estoy de la mano con la señorita Google o algo así? Te informo que nuestra relación es privada y secreta puertas adentro de mi casa, tiene vergüenza de mí.

Sí, la comprendo, comienzo a creer que estas personificándola demasiado.

Tienes envidia, porque podre tener sexo virtual con ella cuando la tecnología la haga evolucionar.

¿Ya has salido?

¡Severus, estoy tomando un rico café con mi madre todavía!

¡Estabas tomándolo hace quince minutos!

¡Hace quince minutos te dije que tomaría uno! No sé porque es tan importante, pero está bien, te avisare cuando abra la puerta para ir a casa.

Gracias.

Solo te advierto, si estas planeando algo como esperarme en la puerta de mi casa, que sería grandioso, ve con comida.

¿No íbamos a tener sexo telefónico esta noche?

Eres demasiado... ¡Estoy con mi madre, no me hagas recordar tu trasero!

No respondo o vuelvo a revisar mi celular, por el simple hecho de que mi madre y padre están frente a mí y no es agradable tener esos pensamientos. Hace unas horas atrás, le conté a mi madre y hermana que tengo un novio, que estoy enamorado, es muy pronto para que lo conozcan, lo han entendido, no me han presionado. Les explique que deseo algo serio y aunque nada me asegura que Severus también, me estoy arriesgando. Hace una hora aproximadamente que mi hermana se marcho con su hija y pareja, he quedado solo con mis padres. Me preguntan sobre mi trabajo, mi vida solo, la posibilidad de mudarme más cerca a ellos.

—No podría ser ahora, donde vivo queda cerca del trabajo y no tan lejos de la casa de Severus—explicó tranquilamente.

— ¿Es tan importante ese chico como para que bases decisiones en la distancia?—me interroga mi padre.

—No es basada en él, padre. Es por mi trabajo. Y la relación es tan seria como podría serlo en el tiempo que nos conocemos—lo veo hacer una mueca de desagrado—. Sé que te agradara, es diferente. Tiene un año menos que yo, pero es mucho más serio, es bibliotecario, es tranquilo—intento convencerlo.

—Déjalo, hijo—dice mi madre—. No tiene que agradarle a él, tiene que gustarte a ti. Si a ti te gusta, no importa que desfile desnudo por tu casa—me rió por la ocurrencia de mi madre que no está muy alejada de la realidad y hecho que no me mortificaría, solo recordar a Severus y su desfile por mi casa, es suficiente para incomodarme frente a mis padres.

— ¿Y no crees que importa que el chico también lo quiera?—pregunta molesto mi padre—. Esta mujer, creyendo siempre todo sencillo—se queja bufando—. Lo que me importa es que sea solo un chico más interesado que te haga perder tiempo, dijiste que querías algo serio... ¿Cómo sabes que el chico también?—lo miro algo sorprendido, por ser aquello, una fracción de la conversación con mi madre y hermana.

— ¿Tú has escuchado a escondidas nuestra conversación?—se queja indignada mi madre.

—Bueno, soy su padre. Si no me cuenta, de alguna manera tengo que enterarme—se defiende cuando mi madre lo mira acusatoriamente.

—Preguntar seria más sencillo—me rió—. ¿Y qué sugieres que haga? ¿Me paro frente a él y le pregunto si quiere algo serio o el mes que viene terminamos? Papá, no soy un experto en delicadeza o romanticismo, pero eso le daría la señales para darme una patada—explico.

—Es que tu padre está en la época de las cavernas—él la mira descontento—. Entiende, esas cosas se van viendo mientras se conocen. Sirius no puede correr y decirle eso, ¿si en unos meses quiere terminar porque algo del chico le desagrado?

— ¡Dijo querer algo serio!

—Si es la persona que busca...

Continúan discutiendo a su manera, exponiendo sus pensamientos y disgustos, dejándome a un lado de la conversación que me tiene como tema centrar. Es normal, intercambian palabras hasta que se cansan, pueden finalizar y continuar con que van a cenar. Así de simple, como si nada haya sucedido, porque nada sucede, puedo ver el brillo divertido en los ojos de mi padre al verla molesta a mi madre. Son una pareja de muchos años juntos, pueden pasar veinte o treinta años más y sé que mi padre seguirá pensando lo mucho que le gusta verla enojada, quejándose y haciendo esos gestos en su cara cuando discuten.

Quiero eso en mi vida, en mi futuro, una persona que me entienda, pero me discuta, que exponga y defienda sus pensamientos, que me deje expresarme a mí también, que podamos discutir un segundo y al otro hablar que cenaremos, quiero estar arrugado, adolorido, encorvado y que me sigan amando cuando hago gestos o acciones. Quiero ese tipo de compañía eterna.

—Mamá, papá, tengo que volver. Se hace tarde y mañana trabajo temprano—me excuso, cuando veo el sol comenzar a ocultarse desde la ventana.

Se despiden de mí, me acompañan a la puerta, discuten asegurándose que me voy por la discusión anterior, los dejo porque no hay como detenerlos. Cuando finalmente estoy fuera y comienzo a caminar, puedo escuchar a mi padre preguntar que van a cenar y me rio por la simplicidad del asunto.

Ya salí.

¿Qué? ¿Ya?

¿Sí? Ya abrí la puerta y comencé a caminar... ¿Por qué?

Me has atrapado en medio del sexo virtual con Google, no queda otra, te lo confieso, era mi amante.

Maldito virus informático, sabía que sería así, jamás quiso decirme su nombre real.

Sí, dice que eres tan denso.

Lo dudo, solo esta despechada, porque le cancele la noche pasada por ti.

¿Puedo hacerte una pregunta?

¿De Google?

Deja eso de lado, sobre ti.

Y esto se vuelve más extraño, pero supongo que sí.

Una vez hablaste de un chico que te gustaba en tu adolescencia... ¿Cierto?

¿El niño? Claro, estaba como enamorado de él y la extraña conexión de sonrisas que compartíamos. No sé ahora porque me atraía tanto, debe ser una cosa de adolescentes que te atraigan personas que se ven misteriosas, él se veía misterioso y casi místico con sus ropas negras, los botones de anime, el skate, esa piel blanca y cabello negro.

¿Qué le dirías si lo vieras una vez más?


Nada, nunca le hable, no creo reconocerlo, pero si lo vería, fingiría no hacerlo.

¿No te gustaría decirle "hola"?

Seria incomodo, puesto que jamás lo dije antes.

Por eso mismo.

No lo sé, no podría pararlo en medio de la calle solo para saludarlo y decirle que a mí me sonreía hace años y que tuve mis primeras masturbaciones imaginándolo... ¿Qué tan traumático seria si el chico no fuera ni gay?... ¿Y todo esto a que viene?

Solo se me ocurrió, ya que hoy vi a un chico que me gustaba en mi adolescencia y lo veía seguido. Me preguntaba si yo era el único cobarde que estaba enamorado y no decía nada.

Todos nos enamoramos de una imagen y lo que fantaseamos con ella, más de una vez en la vida veras a alguien en las calles de esa manera.

Quizás si me aparezca en tu casa con comida.

Eso sería muy bueno, sería perfecto... ¿Debo avisarte cuando suba al autobús también?


Severus ya no contesto. Me faltan cuadras que caminar todavía, contestar mensajes mientras camino retrasa los pasos. El sol está amenazando con desaparecer rápidamente, las farolas de las calles comienzan a encenderse. El mensaje de Severus en mi mente, hace regresar recuerdos del pasado, la sonrisa del niño sobre todo, lo magnifico de aquel gesto, lo mucho que trasmitía. La primera mirada avergonzada, que compartimos cuando casi lo atropellan y me atrapo riéndome de él; lo bien que lo tomó, no como burla, sino como una compañía en su travesura. Las miradas de reconocimientos y la sonrisa de saludo, que detrás, contenían encerradas las ganas de detenerse y entablar una conversación.

"Me preguntaba si yo era el único cobarde que estaba enamorado y no decía nada", quizás si fui un cobarde, pero hasta el día de hoy me resulta intimidante la incertidumbre de saber más de un amor platónico y hermoso como fue ese. El recuerdo es demasiado hermoso. Era divertido y especial cuando era joven, ahora es simplemente hermoso y valioso. Que todo se derrumbe, porque la persona resulte ser algo diferente, seria desilusionante, es una verdad que no necesito saber, una realidad que no incumbe en mi vida, porque hay cosas que no es necesario saber, misterios que deben quedarse en su sitio para continuar siendo fantásticos. Hoy en día, ese niño debe ser solo un adulto más, sin nada mágico que me atraiga. En mi imaginación, el puede ser lo que yo quiera que sea.

El ruido de un auto llegando desde atrás, pasando a mi lado en la calle, me obliga a orillarme, miro hacia atrás para cruzar al otro lado de la calle y veo pasar fugazmente una persona de negro en un skate, lo sigo con la mirada sorprendido.

La sensación de vivir un deja vu cruza mi cabeza, mis sensaciones, mis emociones se sienten nuevamente de diecisiete años, cuando estaba enamorado de un niño que vestía de negro. Claro que ese chico ya no existe, no vestía de negro la última vez que lo vi hace años y ha dejado de ser un niño con los años que han trascurrido, es imposible que sea mi niño, pero la sensación del deja vu es gratamente agradable.

Sin haber conseguido cruzar la calle, miro hacia adelante y me sorprendo de ver al chico parado a metros por delante de mí, me detengo y observo su figura de espalda. Un conjunto de piernas largas y delgadas, cubiertas por jeas negros, una hace un movimiento que produce que su pie golpee el skate y este llegue a una de sus manos. Su espalda se ve tan larga como ancha, lleva un abrigo negro con capucha que me impide ver su cabeza, sonrió al notar que tiene mucho parecido al chico de mis recuerdos, pero no físicamente, mi niño era delgado, un poco más bajo y encorvado, lucia místico y delicado.

Comienzo a caminar de nuevo con la intención de cruzar, cuando el chico voltea hacia atrás, descubro entonces que es Severus, me sonríe con timidez, picardía y diversión, me sonríe con una mirada cómplice, me sonríe de la misma manera que lo hacia el niño.

Continuara...

¡Ya sucedió! 

¿Cómo lo vivieron? ¿Más emocionante que el primer beso entre ellos?

¿Creen que parte de la magia y hermosura del recuerdo se perderán? ¿O lo hará más fascinante?


¡Gracias por leer!


El chico detrás de los librosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora