Hoy ha visto un nuevo concepto, una nueva forma. Hoy ha sentido lo que era la paz. La suave música electrónica sonando en la radio del coche, la brisa entrando por las ventanas abiertas, las espaldas de su familia en los asientos delanteros, y sobretodo él, su mano en la suya, y su cabeza en su hombro. Mientras el sol ilumina su chaqueta gris, la que lleva puesta, se da cuenta de que no teme a la muerte, de que podría desaparecer del mundo sin remordimientos en ese preciso instante.
A penas tienen que pasar unas horas para darle la vuelta a todo. Para que comprenda la tremenda y brutal ironía, y lo efímera que es la vida, y que quiere seguir viviendo.
Sentada al pie de la cama, reflexiona con él estirado detrás. Pobre princesita borracha, con mareos y ganas de llorar. Quizá el columpio es el culpable, o quizá la droga de la felicidad. Qué gracia, ¿verdad? Que aquella a la que llaman felicidad, sea la que te la arrebate en vez de dártela.
Pero por encima de todo, no soportaría verle llorar. Apaga el corazón, y con dolor en el pecho, estírate a su lado y deja de pensar, eso es todo lo que necesita.
Y tú, lo que necesitas, es no respirar. Demasiado humo.
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III VI IX XII -36912-
Random¿Hola? ¿Alguien me escucha? Mucho eco en este pozo mugriento para dejarme sorda a mí pero no lo suficiente para llegar a la superficie. Demasiado en mi cabeza y poco espacio en este metro de diámetro. Mientras tenga papel y lápiz podré hablar al men...