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Dime qué pasa por tu cabeza

Dime, ¿qué pasa por tú cabeza? Tan difícil no puede ser. Sólo tienes que sacarlo, como siempre, que escribirlo, que decírmelo. A mí no me temes, ni me odias, ni me amas. Pues hacer lo que quiera. Pues claro que puedo.

¿Qué te pasa conmigo? ¿Qué demonios te he hecho? "Si ves qué tal envíame unas postales." No me miras, sólo quieres lo que quieres cuando quieres, yo no te quiero pero quieres que te quiera, y si le quiero no te quiero. Bueno, pues bien, vale, me parece bien, a mí me da igual, igual tú no te interesas, todo te da igual. Puede que no pueda yo sola, puede que no pueda irme, puede que el poder no sea mi poder. Puede que tus palabras no me interesen, puede que las mías a ti tampoco, no, no puede, no lo hacen, nunca lo hacen. Píntame de negro, o de colores si te parece, puedes hacer lo que quieras pero a mí no me cambias. Rejas, no me interesan. El interés es malo. El silencio bueno, por eso yo no hablo, menos contigo. Me alquilas cuando quieres, yo me emborracho de lágrimas cuando tú te das la vuelta, y bien que me saben, y después voy con mi resaca a decirte que te quiero cuando no es verdad. Dame más dinero, que subo la apuesta. Mi pintalabios no falló pero tu labia dejó mis labios quietos.

Quiero escribir lo primero en lo que piense, ni siquiera quiero saber lo que voy a decir, no quiero pensar, no quiero escribir, en realidad no quiero ni hablar, pero con él sí, porque a él lo amo, a él lo necesito es mi lamento y mi reclamo.

¿Pero qué coño me importa? ¿Pero qué coño te importa? No me preguntes si luego te lo pasas por el forro. Paso de hablar contigo si luego me ignoras. Paso de ti si lo único que haces es joderme. No te obligues cariño, no me obligues a echarte, ni a repudiarte como ellos, como el resto. Prefiero la enfermedad al remedio.