Mezquindad

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¿Cuándo dejaste de tener días malos? Nunca. Te lo imaginaste todo, y no en sueños precisamente. No estoy segura de poder distinguir entre tu odio y tu dolor. Los dos te hacen daño y los dos te nublan el juicio; pero sobretodo, ambos parten de la misma raíz.

¿Ni siquiera yo te sirvo esta vez? Qué cruel eres. Te has repetido tantas veces que ya ni lo sientes. Me alegro por tu apatía, de verdad. Aunque no me alegro de que me ignores, por supuesto.

No recuerdo cuándo nos conocimos. ¿Tú lo recuerdas? ¿Qué fue lo que me dijiste poco después? Ah, ya, sí; que algún día iba a desaparecer. Eso dijimos. Eso pensamos. Me temo querida, que el día que dejes de necesitarme será cuando muramos.

¿Cuándo empecé a ser mezquina? Ah, ya sé, cuando empezaste a odiarme en vez de compadecerme.

III VI IX XII -36912-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora