Verte me cansa, y me duele

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En tu cuello, un dolor constante. Una soga prieta. En tus labios, la sonrisa muy distante, e igual de quieta. Como una grieta en tu rostro. Forzada y nada brillante.

Los dos ojos muertos cuando los miras. Las palabras vacías cuando te salen. Te vas a ahogar de tanta mentira, pero da igual porque no lo saben. No pueden ver todo tu odio y toda tu ira.

Tus dedos fríos y, con pesadumbre, vas recogiendo todos tus trozos. Se te ha vuelto costumbre, aunque tu voz ya no resuene en este pozo.

El amor se termina cuando yo lo decida, que no se te olvide; no sólo cuando ya no exista. Que la falta de aire, así pues, te arrope esta noche, querida.

III VI IX XII -36912-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora