Dos toneladas

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Me quité la pesada armadura que llevaba, ya que nunca paró un golpe. Ahora siento su peso fantasma, como un recuerdo que no se borra. Sólo se irá con unas condiciones, o eso susurra. Y son demasiadas para explicarlo en prosa.

Pensar en ti me hace llorar. Conservaste la absurda rosa que te di. Tú siempre decías... ¿Qué era lo que decías? Todo está borroso.

Si algo pudiera ayudarme lo agarraría con fuerza. Aunque no existe nada así de milagroso. Lo sé. Al fin y al cabo, mírame. Mira cómo he acabado. Enamorada de la tragedia. Más que tóxico es no correspondido, este extraño amor. Y aún así ansío comedia.

Ya he encontrado mi palabra. Para mi malogro, ahora sólo busco cambiarla. No me pega. Y no puedo más.

He dejado de arrastrar la armadura, ella me a arrastra a mí. ¿Recuerdas cuando en el bus empecé a sentarme de espaldas? Así me siento por ti. ¿Voy hacia atrás o hacia delante?  Ya no lo sé.

III VI IX XII -36912-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora