2K 233 87
                                    

Lisandro llegó una hora tarde, con la idea de que le había costado llegar hasta la plaza, ya que no conocía la zona.

Todas eran puras excusas, conocía el parque de memoria, estaba muy cerca del que se había juntado el otro día con Nahuel y Julián... pero claro, no admitiría algo así, menos frente a Cristian.

Vió como un grupo de chicos estaba jugando en una cancha de tierra, había tres personas en cada equipo, sin arqueros.

Tragó duro y sintió como se tensaba mientras se aproximaba al grupo, se dió cuenta que la mayoría eran más altos que él. No sabía si temer por su estado físico, y sus pulmones.

Cristian estaba corriendo hacía un lado mientras que Lisandro dejó sus cosas en un banco y esperó allí. Parecía que ningún jugador había notado su presencia. 

De un segundo a otro, vió como Cristian volaba de un extremo de la cancha al otro, persiguiendo a un jugador que rápidamente se acercaba al arco que estaba libre. El moreno ganó terreno, y cuando estaba lo suficientemente cerca, derrumbó a otro chico de pelo castaño.

Se cayó al piso, y soltó un gruñido mientras se agarraba el tobillo.

No conocía a aquel chico, pero sabía que le había matado un ligamento, muy probablemente. Ahora todos estaban haciendo una ronda alrededor de él, chequeando que estuviera bien. 

—Cuti lo hiciste mierda. —dijo otro jugador.

Lisandro se aproximó a ellos, sus manos algo temblorosas. El chico se seguía quejando y agarrando su tobillo. 

—Me vas a pagar la operación hijo de puta. —Avisó el que estaba en el piso, su voz cortada, pero reconocía una tonada cordobesa.

Cristian no pareció interesado, y se giró, encontrándose con el rubio, quién observaba la situación algo incómodo y confundido.

—¿Al final se te dió por venir? —Tenía un tono más animado, como si toda la adrenalina del juego se le había acumulado en la sangre.

Lisandro sintió como todos se dieron vuelta para mirarlo, cosa que hizo que se encontrara aún más incómodo ante la mirada de todos los mayores. Sus manos empezaron a sudar, las frotó contra el short que llevaba puesto.

—¿Este es tu tutor, Cuti? —preguntó uno de ojos azules, Lisandro sintió como se sonrojaba. 

No todos tenían por qué saber eso, pero al parecer, a Cristian le gustaba decir por ahí que tenía tutor personal... No sabía si sentirse halagado o burlado.

—Este es Lisandro, y sí, es mí tutor. —Al parecer se sintió confiado, porque de repente, se acercó para envolver su brazo en el hombro del bajito.

Admitía que estaba rojo como tómate, y quería taparse la cara con las manos, pero sabía que eso lo iba a dejar mal parado.

—Hola. —Se limitó a decir.

El moreno prosiguió a introducirlo al grupo, ya se habían olvidado del otr muchacho que estaba en el piso. Ahora no emitía ningún sonido de dolor, así que pensaron que se había recuperado o el dolor había cedido.

—Mira, estos son: Leandro, Rodrigo, Lautaro, Enzo... que ya lo conoces, y el que está llorando en el piso es Paulo. —dijo apuntando a cada uno respectivamente.

Lisandro se sintió mareado con tanta información, o quizás era porque la mano de Cristian seguía sobre su hombro y lo hacía distraerse.

Paulo se estaba estirando en la tierra, pero levantó la cabeza entre sus brazos y le dio una mirada enojada a Cristian. 

Tutor {1} ~ (Cuti x Licha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora