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Cristian se despertó temprano un fin de semana.

Había sido en general una semana chota. Fue interesante a mitad de semana, cuando Argentina jugó, pero ahora estaba todo muy normal.

Quizás demasiado, y se estaba acostumbrando a ser normal.

Parpadeó un par de veces adaptándose a la luz natural que venía de afuera, girando su cabeza hacia abajo para encontrarse con su chico.

Podría sonar horrible, pero le encantaba verlo dormir. Era tan lindo ver cómo se relajaba y parecía tranquilo por una vez en su vida.

Porque está semana para él había sido un infierno; para Cristian también, pero sabía que esas eran las consecuencias de querer estar con Lisandro.

Y tenía que aceptarlo así como fuera, porque estaba aprendiendo a quererle... Incluso más que solo querer.

Pero esa palabra se sentía muy fuerte considerando que apenas llevaban un mes y medio juntos, además de que tuvieron altibajos por el camino.

Se levantó de a poco, intentando no molestar al que se encontraba al lado de él. Vio sobre su hombro, y estiró un brazo para agarrar el celular.

8:58.

Lo dejó donde estaba, y volvió a su tarea de seguir observando a su pareja.

No iba a volver a dormir, pero le molestaba lo temprano que se había despertado cuando era sábado.

Por suerte, las vacaciones empezaban después de esa semana, y pensaba tener tiempo para descansar mentalmente.

Quizás no tan físicamente...

Cerró los ojos unos segundos, sintiendo sus párpados pesados a pesar de haber dormido bastante aquella noche. Lisandro se removió alrededor de él, quedando dado vuelta y con su espalda pegada al pecho del mayor.

Cristian suspiro, eso de dar vueltas en su sueño le había pasado tres noches seguidas desde aquel día en la plaza.

Tenía una sospecha de que sabía por qué era, pero no iba a darle mucha pila si el menor no le contaba al respecto.

No quería presionarlo a hablar sobre algo que no quería.

Llevó una de sus manos al pelo del teñido, mezclando sus mechones entre azabache y rubio, dejándolo más desordenado de lo que se encontraba en ese momento.

El chico hizo un ruido con la boca, y una mueca seguidamente, como si le estuviera molestando.

El morocho retiró su mano y se dio vuelta en la cama, quedando los dos espalda con espalda.

Pensó un poco en todo lo sucedido esos últimos días, y como Lisandro había cambiado su actitud y estaba más reservado.

El miércoles, después de esperar a que la lluvia parara, volvió a casa y supuso que todo estaría más tranquilo. Pero Lisandro se quedó callado el resto del día, el ambiente tenso por cada vez que se acercaba a Cristian.

El cordobés llegó a creer que era su culpa y que estaba haciendo algo mal.

El jueves parecía estar mejor, pero muy salido de su mente y pensando en todas las cosas que tenía que hacer en el día. Básicamente, sobrecargado de cosas y no la estaba pasando bien.

Cristian le dio su espacio para pensar y meditar, sin querer interrumpirle en sus estudios. Después de la escuela, estuvo más calmado y animado; pero cuando se fueron a dormir a la noche, le agarró un ataque de pánico mientras estaba en el quinto sueño.

Estaba prácticamente inconsciente y teniendo pequeños espasmos. Así que Cristian se vio obligado a quedarse despierto para acompañarlo hasta que parase.

Tutor {1} ~ (Cuti x Licha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora