20

1.3K 159 53
                                    

Era martes, y básicamente habían cancelado las clases para ver los octavos de final. Que lindo.

A pesar de que algunos alumnos estaban descontentos por esto, dado que era la última semana de clases y tenían ochenta pruebas y trabajos por entregar... igual, nadie podía negar que faltar a la escuela para ver fútbol era genial.

Quién se queja es un pelotudo, fácil y sencillo, no rompan las bolas tragas de mierda.

Eso era lo que Cristian pensaba mientras Lisandro estaba odiando pero amando el día al mismo tiempo. El cordobés sabía que el teñido era muy estudiante y todo eso, pero no pensó que estaría enojado con esta situación.

—La re concha de la lora, odio, odio... odio. —Hablaba mientras daba vueltas en círculos por la habitación. Se había despertado más temprano que Cristian y había hecho tanto ruido que no le dió otra opción que levantarse también.

—¿Qué mierda te pasa? —habló medio dormido el mayor, abriendo de a poco los ojos.

Lisandro lo miró sorprendido, como si todo el ruido que había hecho no era el causante del malhumor del mayor. Podría haber dormido un par de horas más, por lo menos antes de que vinieran los otros cuatro a ver el partido.

—Perdón. —Dijo en voz baja, haciendo un gesto con la mano para que se despreocupe. —Anda a dormir.

El mayor rodó los ojos, sabiendo que eso era imposible. Ya estaba despabilado y si tocaba la almohada, nada iba a pasar y solo podría escuchar a Lisandro quejarse.

—No, contame que pasa. —Dijo, parpadeando un par de veces y abriendo sus brazos para que el más bajo se acerqué a él.

Cristian apenas podía distinguirlo, pero notó que se acercó a él y se tiró a abrazarlo sin quejarse, aceptando proximidad y relajándose contra su cuerpo. Apoyó la cabeza en su hombro e infló sus mejillas, suspirando.

—Estoy bien, te juro. —Habló haciéndolo saber no solo al mayor, sino también a sí mismo. —Pero es una mierda porque me rompí el culo estudiando el fin de semana y me quedé hasta tarde para nada.

El mayor asintió con la cabeza, entendiendo la situación pero sin darle mucha influencia. 

Sabía que Lisandro tenía mucha presión cuando se trataba de la escuela, y más cuando era un poco más jovén que él y no tenía idea que iba a hacer en su futuro.

Cristian no le veía la misma importancia que Lisandro, y eso se debía a que uno sabía que quería hacer en su futuro, mientras el otro estaba a dos años de graduarse y todavía tenía esa pregunta sin respuestas.

—¿Sabes que no tenes que elegir todo ahora, no? —preguntó, haciéndoselo saber para relajarlo.

El menor bufo. —Ya sé, pero no quiero que a dos años tenga la misma pregunta que ahora.

—¿Y cual es esa pregunta?

—¿Que mierda voy a hacer con mi vida?

El morocho lo apretó en sus brazos y tarareo en su oído, una idea entrando su cabeza. —Mira, yo creo que en dos años... nosotros vamos a vivir juntos y vamos a tener un gato.

Lisandro lo miró con confusión, levantando una ceja al intento de hacerlo sentir mejor. —Soy alérgico.

—Pero la puta madre. —Se quejó el mayor, mientras el otro se reía ante lo mal que lo había pensado. —¿Posta?

—Un poquito. —Se encogió de hombros. —Igual son medio forros conmigo.

—Te buscas uno cariñoso y ya está.

Tutor {1} ~ (Cuti x Licha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora