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Las vacaciones de invierno había llegado.

Así también como el partido de cuartos, siendo Argentina contra Bélgica.

Se repetía la misma rutina de siempre.

Nahuel se preparaba en su casa antes de salir, buscando la misma ropa que se había puesto en los últimos partidos.

Todavía no las había puesto en el lavarropas, solo había tirado perfume para que no se sintiera tanto olor.

—¡Deja eso! —habló Paulo, tapándose la nariz mientras entraba al cuarto del moreno. Sin pedir permiso, como siempre.

Sus padres estaban enterados de la relación entre ellos dos, entonces solo tenían que tocar la puerta para que le dieran el permiso de entrar. Normalmente, la ventana de Nahuel daba a la del de ojos claros, y él saltaría en el medio de la noche solo para ir a visitarlo.

No hace falta aclarar, que varias veces terminó resbalando, pero por suerte no había mucha distancia entre el suelo y la casa. Era mucha caída, pero sorprendentemente no lo mataba del dolor.

Esa no era la razón por la cúal su espalda le pedía a gritos algo para apoyarse y aliviar el dolor. Ya se había tomado un ibuprofeno, pero no le había sido de mucha ayuda.

—Estas re chueco. —Comentó el mayor otra vez, recibiendo una mirada acusatoria del morocho.

—Mira vos... me preguntó si no sera porque te tuve que sostener. —Habló con sarcasmo, rodando los ojos y cambiándose la remera de pijama por la que había estado perfumando.

—¿Sostener? —Se rió, sentándose en la cama y acostándose. —No seas ridículo.

Nahuel no le prestó mucha atención al mayor y caminó por la habitación para buscar el resto de sus cosas. Había dejado una mochila preparada; con comida de una panadería a la cúal su madre había ido más temprano aquel día.

El de ojos claros se encontraba tirado en la cama, leyendo su celular, que estaba vibrando seguidamente mientras varios mensajes le aparecían en la pantalla principal.

—Cuti pide birras. —Dijo, una sonrisa apareciendo en su cara.

—¿Por qué no compra él? —preguntó Nahuel.

—Él pone la casa.

—Sí, y yo te la pongo a vos, pero no me cuelgo de la gente para pedir favores. —Dijo, viendo como el mayor lo miró parpadeante ante el comentario, sus mejillas tornándose un rosa fuerte.

Murmuró algo por lo bajo mientras pasaba vergüenza, dejando el celular sobre su cara para cubrir su reacción. No era del todo eficiente, pero sentía que de esa forma podría desaparecer de la escena.

Nahuel se terminó de cambiar, agarrando la mochila de una silla y esperando a que el mayor estuviera listo para irse.

—¿Vamos? —le preguntó, acercándose al lado de su cama para quitarle el celular de la cabeza. 

El cordobés no hizo mucho revuelo, y Nahuel se puso a leer los mensajes de los amigos de Paulo.


P.E.C.

Enzo: yo no puedo comprar nada, me quedé sin plata.

Cuti: que chanta que sos, no vaya a ser que te den una pala

Enzo: bue, mira quién habla

Paulo: Dale, yo compró. Estoy por salir con Nahuel.

Cuti: joya, siempre fuiste mi favorito

Tutor {1} ~ (Cuti x Licha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora