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Parecía que tenía hormigas en el culo.

No paraba de moverse de un lado al otro mientras esperaba que el timbre sonara para entrar a clase de matemáticas.

Lo peor de todo, era que Lisandro no estaba. Sí, había encontrado a Nahuel y Julián, pero ellos al parecer tampoco sabían de la existencia de su amigo.

Eso lo hizo preocuparse.

De todas formas, escapó de la situación de hablar con los amigos de su tutor, y se dirigió a su clase, buscando a Enzo. Por suerte, cuando entró al salón, el contrarió estaba sentado en una silla mirando su celular, sosteniendo su cara con una mano.

Se apresuró a sentarse al lado de él, sin darle una mirada a la profesora, que estaba organizando papeles en su escritorio. Apenas había gente en el salón, faltaba la mitad de la clase; pero no era raro, ya que sobraban cinco minutos de recreo.

—Lisandro no vino. —Fue lo primero que comentó, apenas en un susurro.

Enzo levantó la vista del celular y se frotó los párpados con sus palmas. Cristian no entendía si era por cansancio, fatiga o porque tenía que hacer un examen en diez minutos.

—Y eso... ¿Te importa? —dijo, levantando una ceja.

Cristian fue fugaz en responder, negando con los dedos índice. —No. Solo quería que me ayudara a repasar, quería sacarme las dudas.

—¿Con tu lengua en su bo-  —fue cortado.

El moreno rodó los ojos, dándole un golpe en la nuca. Enzo se encogió y escondió su cara entre sus brazos, se notaba que se estaba riendo, por la forma en que sus hombros saltaban.

—Solo lo invité para que me ayude.

—Ah, mira vos. —El menor devolvió su vista al celular, su dedo rotando por la pantalla mientras miraba Instagram.

Cristian se sentó, curioso y miró sobre el hombro de Enzo. Su boca se abrió completamente, sorprendido y preparado para molestar a su amigo.

—Me decís a mí, pero stalkeas a Julián como si fuera natural... ¿Qué te pasa con él? —preguntó el cordobés.

Su amigo rápidamente apagó la pantalla del celular y le envió una mirada de enojó, como si no estuviera dispuesto a hablar de ese tema. Cristian levantó las manos, en forma de rendirse.

El silencio reinó entre ellos mientras esperaban al timbre para que la clase comenzará. Poco a poco, más alumnos entraban a la clase, aunque algunos parecían aterrados.

Abrió su chat con el tutor, sus dedos volando sobre el teclado. De verdad quería preguntarle dónde estaba, y porque no había aparecido en la escuela.


Cuti: hola, buen día. todo bien?


Se sintió un poco estúpido al decir buen día. No entendía porque, pero sentía que tenía que ser educado con su tutor, darle una buena imagen.

O al menos, cambiar la perspectiva del menor. Seguramente Lisandro se había quedado con una imagen negativa de Cristian desde el primer día (aunque había cambiado, y había intentado ser más amable), el cordobés quería cambiar eso. 

Más ahora, que estaba envuelto en un reto en el que se veía obligado a ser su amigo y ganar confianza.

Tres puntos aparecieron en el chat, con un nuevo mensaje surgiendo seguidamente.


Tutor: Hola. ¿Cómo estás? Estás por tener la prueba, ¿no?


Tutor {1} ~ (Cuti x Licha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora